Las tareas de cuidado afectaron «de sobremanera» a las mujeres durante la pandemia

Las tareas de cuidado de niñez, adolescencia, personas mayores y con discapacidad durante la pandemia afectaron «de sobremanera a las mujeres», según una serie de estudios sobre esta problemática en el contexto del Covid-19 que presentó hoy el Ministerio de las Mujeres, Géneros y Diversidad de la Nación (MMGyD).

En un conferencia virtual se presentaron las investigaciones, que contaron con el apoyo del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) y la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), sobre cómo impactó la pandemia en las políticas de cuidado en América Latina.

«Durante el aislamiento se limitaron todas las ramas de la economía menos los trabajos de cuidado. Estos informes dan cuenta de que estos trabajos no afectan igual a varones y a mujeres. Los niveles de desigualdad que se producen por género nos parecen crucial y es fundamental ponerlos en el centro de la escena», aseguró en la presentación la Secretaría de Políticas de Igualdad y Diversidad, Cecilia Merchán.

Merchán destacó que desde el Estado nacional «durante todo este tiempo fuimos construyendo políticas específicas» y ejemplificó que el presupuesto nacional incorporó la perspectiva de género.

Según explicaron desde el ministerio que comanda Elizabeth Gómez Alcorta, hubo dos preocupaciones principales que guiaron las investigaciones: por un lado, registrar cómo la situación ha afectado de sobremanera a las mujeres; por el otro, contribuir a pensar acciones estatales que busquen evitar estos sesgos para construir políticas y salidas de la crisis sanitaria y económica más igualitarias.

Martín Abeles, director de la oficina Cepal Buenos Aires, destacó que las investigaciones «son originales y efectuadas en tiempo real, que tratan de captar problemáticas que escuchamos siempre pero que ahora van a estar más sistematizadas».

En la misma línea se expresó Valentín González, representante residente adjunto PNUD Argentina, que destacó que los informes «van a ser muy importantes para que las políticas públicas se hagan con evidencia sólida y científica».

«Los capítulos muestran que no hay una sola pandemia, cuarentena o política; son realidades que cambian tanto en sus características como en sus efectos según el tiempo, las personas y el territorio. Se ven diferencias según las edades de las personas, si son parte de un grupo de riesgo, si conviven con niños/as o adultos mayores, si forman parte de una u otra clase social o si son hombres o mujeres. Los estudios dan cuenta de esa heterogeneidad y esas desigualdades», aseguraron desde el Ministerio de las Mujeres, Género y Diversidad.

Una de las investigaciones, realizada por Catalina de la Cruz Pincetti y Lucía Scuro, recogió diversas iniciativas y políticas de los sistemas públicos de cuidado que se realizaron en Uruguay, Costa Rica, Chile y Argentina y destacaron «los efectos positivos de tener una institucionalidad de cuidados que trascienda las improntas de los gobiernos».

Las investigadoras recomendaron «pensar en este contexto la contención, la reactivación y los pasos necesarios para construir sistemas integrales de cuidados en la región que sean desfeminizados, democráticos y desmercantilizados».

Otro de los informes, cuya autoría es de Camila Arza, mostró que «durante el ASPO la mayor parte del trabajo doméstico y de cuidado se concentró en manos femeninas, y que gran parte de las mujeres vive una situación de sobrecarga de tareas que afecta su bienestar».

El trabajo advirtió que la mayor demanda de cuidado genera tensiones para combinar trabajo remunerado y cuidado, «lo que puede empujar a algunas mujeres a abandonar la fuerza laboral o reducir sus horas de empleo para ocuparse del cuidado infantil».

Anaïs Roig, otra investigadora que realizó su trabajo en cuatro barrios del AMBA, llegó a la conclusión de que «la intensificación de los tiempos dedicados al cuidado de la casa, como el cuidado de la salud y de las y los niños, se realizó en desmedro de los ‘tiempos y espacios para sí’, lo que agudizó el supuesto social de disponibilidad de la vida de las mujeres para el cuidado».

Sebastián Fuentes, que dirigió su estudio a autoridades educativas y mujeres en hogares de CABA, Gran Buenos Aires, Salta, Córdoba y Mendoza, identificó dos desigualdades principales: las condiciones de las madres frente a la exigencia escolar y las expectativas diferenciales de las mujeres sobre la escolaridad en la situación actual.

En el capítulo final, a cargo de Juan Manuel Ottaviano, el estudio encontró que las regulaciones dictadas durante la pandemia en América Latina «procuraron que el teletrabajo sirviera como una modalidad capaz de asegurar la continuidad laboral, sin identificar obstáculos y desafíos para el reconocimiento de los cuidados», aunque destacó que «la nueva ley en la Argentina marcaría una excepción».

En ese sentido, recomendó «evitar una profundización de la división sexual del trabajo e impedir que el teletrabajo refuerce las desigualdades de género en materia laboral».

Télam