Un proyecto universitario propone optimizar el sistema de monitoreo ante situaciones de violencia

Las app para pedir comida o un auto para trasladarse son parte de la vida cotidiana, pero aún están lejos de ser una realidad eficiente cuando se habla de un sistema de monitoreo de restricciones perimetrales ante situaciones de violencia de género, un área que investigó un equipo universitario para generar propuestas que sean más efectivas tecnológicamente y quiten responsabilidades de cuidado a las víctimas.

Entre marzo y noviembre del año pasado entrevistaron a las responsables del área de género de los municipios bonaerenses de Malvinas Argentinas, San Miguel, Moreno, San Isidro e Ituzaingó, y a personal de comisarías de la mujer, fiscales y jueces de los fueros que intervienen en situaciones de violencia.

«Cuando fuimos al campo nos dimos cuenta que hay que repensar el sistema de monitoreo, está desconectado. El gran problema es que se sigue cargando la responsabilidad en la mujer», dijo a Télam la economista Diana Suárez, directora del proyecto.

La justicia ordena en algunas ocasiones a los municipios que entreguen un botón antipánico que puede ser un dispositivo o una app para el celular, a las mujeres en riesgo por haber sido violentadas por un hombre.

Pero el botón antipánico «no es automático y ella no tiene forma de saber que él se acerca», contó la profesional.

«Existen escasos mecanismos de comunicación digitalizados y en tiempo real entre los actores claves, salvo algunas interacciones entre las comisarías y el juzgado. La respuesta ante una crisis depende además de las capacidades de quien recibe la alerta y la disponibilidad de patrulleros», añadió.

Durante las entrevistas escucharon testimonios como el de «una jueza que nos contó que recibe muchas denuncias de violación de restricción, pero no tiene como comprobarlo, cuando hoy eso es posible a bajo costo. Es lo que se llama prueba de vida, se identifican patrones de vida, movimientos, y se da alerta y eso queda registrado».

Entre las propuestas de equipo está un sistema informático integrado para el seguimiento de los casos y la generación de estadísticas y aplicaciones móviles de georreferenciación con prueba de vida y alerta.

«Hay que pensar cómo conectar a los actores para no inundar de alertas a un sistema colapsado que depende de la buena voluntad de muchas personas», resaltó Suárez.

Otra constatación del equipo fue que «el sistema judicial tiende a pedir el botón mucho más de lo que los municipios pueden monitorear», contó, y eso pone en riesgo a las víctimas.

El proyecto lo comparten con estudiantes de la carrera de Informática de la UNGS para que aporten ideas.

En ese intercambio surgió la posibilidad de generar una herramienta tecnológica de fácil uso que le permita a la mujer monitorear su caso «para que no circule por el sistema judicial y municipal todo el tiempo, sin saber qué pasos seguir, para que sepa dónde pedir asesoramiento», compartió la economista.

Otra propuesta del proyecto es contar con mejores dispositivos tecnológicos de monitoreo ajustados a realidades heterogéneas, que eviten la estigmatización.

«Si la mujer anda con un dispositivo a cuestas todo el tiempo eso le recuerda permanentemente que está en peligro», explicó Suárez.

Y reconoció que «al proyecto hay que escalarlo, porque en Buenos Aires hay 135 municipios, y relevamos 6, sabemos que es acotado».

No obstante el aporte esencial es que las instituciones «deben realizar una inversión en infraestructura informática, porque el personal capacitado existe y la respuesta tiene que ser institucional, no puede recaer en la ciudadanía y en la víctima», concluyó la directora de Cuidar Tech.

Télam