Un ciudadano ruso que desde el 2010 estaba prófugo de la Justicia por el crimen de su madre en el partido bonaerense de Moreno, apareció muerto de un balazo en Perú, informaron fuentes judiciales.
Se trata de Illia Tchestnykh (29), cuyo cadáver fue hallado el viernes 30 de marzo con un balazo en la sien derecha en una playa de la localidad de Salaverry, en la provincia de Trujillo, en el noroeste de Perú.
La principal hipótesis de la policía peruana es que se trató de un suicidio, ya que al lado del cuerpo se encontró una pistola Bersa 9 milímetros, de fabricación argentina, y varios cartuchos desparramados alrededor.
En su mochila también se encontraron algunas dosis de cocaína, por lo que también se investiga si eran para consumo personal o si el ruso tenía vínculos con el narcotráfico local, según revelaron las fuentes.
Con la muerte de Illia, ya no hay más imputados en el crimen de su madre Ludmila Kasian (56), ya que el otro hermano que estaba prófugo en la misma causa, Serguei (19), también fue hallado muerto, ahogado con su propio vómito, en septiembre del año pasado en una habitación de un hotel de la ciudad de La Paz, en Bolivia.
La muerte de Illia ya le fue notificada al fiscal de Delitos Complejos de Mercedes, Juan Ignacio Bidone, quien estaba al frente de la causa por el homicidio de Kasian, y quien había dictado la captura nacional e internacional de los hermanos Tchestnykh.
El propio Bidone confirmó este martes al canal Todo Noticias que de acuerdo a la información que maneja, “en la muerte de Illia la etiología aparentemente sería del tipo suicida”.
Según los voceros, el mayor de los hermanos Tchestnykh fue hallado por la policía en un rastrillaje realizado luego de que su novia, también rusa e identificada como Svetlana Jlebushkima (22), denunciara su desaparición tres días antes del hallazgo.
La pareja se había alojado en un hostel de Salaverry, donde habían pagado su hospedaje por algunas semanas y donde Illia se había registrado con la falsa identidad de Elías Besov, debido a que sabía que era buscado por Interpol por el crimen de su madre.
Valeri Tchestnykh, padre de la víctima, viajó a Perú para formalizar el reconocimiento de su hijo y realizar los trámites judiciales y consulares necesarios para traer el cuerpo de Illia a la Argentina, según agregaron los informantes.
Ahora que el crimen de la madre no tiene más imputados, el único hecho que queda por develar en torno a esta familia rusa es la desaparición de Vera Tchestnykh, hermana de Illia y Serguei, que fue el primer misterio policial en torno a los Tchestnykh y en la que, según la investigación de Bidone, pudo estar directamente vinculada la madre.
El propio fiscal Bidone calificó la historia de esta familia rusa como “una novela más bien trágica, signadas por muertes violentas”.
“Siempre supimos que era una familia muy extraña, primero en lo cultural, pero jamás pensamos que esto se iba a ir dilucidando de esta manera”, señaló.
Según el fiscal, el móvil del crimen de Kasian podría ser Vera, ya que los hermanos “le atribuían aparentemente a la madre la desaparición de la hija por una relación muy conflictiva que tenían entre las dos”.
“Resulta muy chocante que sea la madre la que mata a la hija y después los hijos los que matan a la madre. Seguimos buscando a Vera pero lamentablemente este tipo de sucesos nos van quitando cada vez más las esperanzas de encontrarla con vida”, dijo Bidone.
Valeri Tchestnykh, su esposa Ludmila Kasian y sus cuatro hijos llegaron a Argentina en 1999 escapando de la guerra en Chechenia y se instalaron en Moreno, en una casa situada en la calle General Hornos entre Samaniego y Víctor Hugo, del barrio El Ensueño, en la localidad de Cuartel V.
Allí, el 6 de mayo de 2010, la única hija mujer, Vera, desapareció justo el día de su cumpleaños, cuando salió a trotar.
Luego, en agosto de ese año, entraron a la casa y balearon a Illia, el hijo mayor, en un supuesto hecho de robo.
El 13 de noviembre de 2010, Kasian fue encontrada asesinada de tres balazos en su dormitorio tapada con frazadas y rodeada de almohadones que fueron utilizados para silenciar los disparos.
En la misma casa vivían con su madre sus hijos Illia y Serguei, quienes denunciaron que se había tratado de un homicidio en ocasión de robo.
Pero luego, los investigadores descubrieron oculta dentro del CPU de una computadora, la pistola con la que asesinaron a la mujer y la Justicia dictó la captura de los hermanos.
El tercer hermano varón, Andrei, vive con otra familia a 100 metros de la casa de su madre y sus hermanos y, junto a su padre, que tiene una flota de taxis en Capital Federal y estaba separado de su mujer, son los únicos miembros de la familia que nuca estuvieron involucrados en los hechos policiales.