Incendios: advierten sobre el impacto de las especies invasoras y el cambio climático en la regeneración de los ecosistemas

Investigadores del CONICET advierten que el avance del fuego, el cambio climático y la expansión de especies exóticas están dificultando la recuperación de los ecosistemas. Además, alertan que, si no se toman medidas de prevención y manejo territorial, los incendios seguirán aumentando en número e intensidad.

Las llamas avanzaron sin tregua, arrasaron con el paisaje y, cuando finalmente se extinguieron, dejaron tras de sí un territorio transformado. A veces, la vegetación logra recuperarse con el paso del tiempo. Otras, en cambio, el bosque no vuelve. En su lugar, los incendios abren camino a especies invasoras, a suelos degradados y a una nueva dinámica ecológica que hace cada vez más difícil la regeneración de los ecosistemas nativos.

En la Patagonia, el cambio climático, la deforestación, el crecimiento urbano y la expansión de especies exóticas como los pinos han configurado un escenario propicio para incendios cada vez más severos. La cuestión ya no es solo cómo apagar el fuego, sino cómo prevenirlo y qué hacer después

“Ya no hablamos de la lucha contra el fuego, sino de su manejo. Manejar el territorio de forma más inteligente. Hay áreas que, una vez quemadas, difícilmente volverán a ser bosque, y eso nos obliga a repensar la restauración y la prevención”, advirtió a la Agencia CTyS-UNLaM Juan Paritsis, investigador del CONICET en el Instituto de Investigaciones en Biodiversidad y Medioambiente (INIBIOMA).

¿Qué pasará con los incendios en el futuro?

El cambio climático está modificando las condiciones ambientales de la Patagonia, volviéndola más cálida y seca. Este escenario favorece la propagación del fuego y dificulta la recuperación de los ecosistemas quemados.

Un estudio en el que participó Paritsis, analizó cómo evolucionará la relación entre clima e incendios en las próximas décadas. Los resultados no son alentadores: para mediados de siglo, la frecuencia de incendios podría duplicarse o incluso triplicarse. “Cada vez tenemos veranos más secos y temperaturas más altas. Esto hace que la vegetación esté más propensa a encenderse y que los incendios sean más extensos y severos”, advirtió.

“La regeneración después de un incendio depende del ecosistema y de las condiciones ambientales”, explicó el investigador del INIBIOMA. En la estepa patagónica, donde predominan los pastizales, el fuego no suele dejar cicatrices duraderas. “Muchas especies son anuales y tienen un banco de semillas en el suelo, por lo que en pocos años la vegetación se recupera completamente”, detalló.

Sin embargo, en los bosques húmedos, la situación es diferente. “Especies como el coihue y la lenga no rebrotan después del fuego, sino que dependen de la dispersión de semillas desde árboles remanentes”, señaló. Además, la topografía juega un rol clave en el proceso de regeneración: “En laderas orientadas al norte, la insolación es mayor, lo que seca el suelo y dificulta el establecimiento de nuevas plántulas”, advirtió Paritsis.

La combinación de más igniciones humanas, condiciones climáticas más extremas y la expansión de especies inflamables configura un escenario complejo. “Si no actuamos ahora en términos de prevención, manejo del territorio y control de especies invasoras, los incendios seguirán aumentando en número e intensidad. Y cuando el fuego arrasa con todo, no siempre hay vuelta atrás”, concluyó Paritsis.

¿Qué pasará con los incendios en el futuro?

El cambio climático está modificando las condiciones ambientales de la Patagonia, volviéndola más cálida y seca. Este escenario favorece la propagación del fuego y dificulta la recuperación de los ecosistemas quemados.

Un estudio en el que participó Paritsis, analizó cómo evolucionará la relación entre clima e incendios en las próximas décadas. Los resultados no son alentadores: para mediados de siglo, la frecuencia de incendios podría duplicarse o incluso triplicarse. “Cada vez tenemos veranos más secos y temperaturas más altas. Esto hace que la vegetación esté más propensa a encenderse y que los incendios sean más extensos y severos”, advirtió.

“La regeneración después de un incendio depende del ecosistema y de las condiciones ambientales”, explicó el investigador del INIBIOMA. En la estepa patagónica, donde predominan los pastizales, el fuego no suele dejar cicatrices duraderas. “Muchas especies son anuales y tienen un banco de semillas en el suelo, por lo que en pocos años la vegetación se recupera completamente”, detalló.

Sin embargo, en los bosques húmedos, la situación es diferente. “Especies como el coihue y la lenga no rebrotan después del fuego, sino que dependen de la dispersión de semillas desde árboles remanentes”, señaló. Además, la topografía juega un rol clave en el proceso de regeneración: “En laderas orientadas al norte, la insolación es mayor, lo que seca el suelo y dificulta el establecimiento de nuevas plántulas”, advirtió Paritsis.

La combinación de más igniciones humanas, condiciones climáticas más extremas y la expansión de especies inflamables configura un escenario complejo. “Si no actuamos ahora en términos de prevención, manejo del territorio y control de especies invasoras, los incendios seguirán aumentando en número e intensidad. Y cuando el fuego arrasa con todo, no siempre hay vuelta atrás”, concluyó Paritsis.

  • Según investigadores del CONICET, la regeneración de los ecosistemas está en riesgo debido a:
    El aumento de incendios forestales.
    La expansión de especies invasoras.
    Los efectos del cambio climático.

Agencia CTyS-UNLaM