Estufas a gas y eléctricas, de tiro balanceado, caloventores y aparatos de aire acondicionado frío/calor encabezan el ranking de ventas preinvernales, sin embargo, a la hora de elegirlos «priorizamos el costo por sobre la seguridad, y eso puede resultar en daños irreparables» advirtieron hoy técnicos especializados.
Télam dialogó con expertos del Instituto Argentino de Normalización y Certificación (IRAM) quienes elaboran normas técnicas para el uso seguro de diversos productos, y con voceros de las empresas distribuidoras del servicio de gas y electricidad en la Ciudad de Buenos Aires con el fin de indagar cuáles son las medidas de seguridad, recomendaciones prácticas y sus consejos para prevenir accidentes.
«Controlar las instalaciones de los artefactos a gas y mantener los ambientes ventilados son las principales medidas para prevenir intoxicaciones por monóxido de carbono», señaló Metrogas en un comunicado, con motivo de la conmemoración del Día de la Concientización y Prevención contra el monóxido de carbono, este 21 de junio.
«En la Argentina se reportan 40.000 casos de intoxicación por monóxido de carbono por año y mueren aproximadamente 200 personas por esta causa, totalmente evitables», sostuvo Juan Gabriel Muñoz, médico pediatra consultado por el área de prensa de Metrogas.
Por eso, «la mejor recomendación, es hacer revisar periódicamente los artefactos por un gasista matriculado».
A su vez, «al comprar un artefacto, se debe verificar que esté aprobado por un organismo oficial de certificación acreditado por el Ente Nacional Regulador del Gas (Enargas), y debe tener adherida la oblea con el sol naciente que dice Gas», indicaron.
Otros consejos refieren a mantener los ambientes ventilados con las rejillas compensadoras, que deben estar libres de obstrucciones y colocadas en forma reglamentaria; controlar que la llama del quemador de los artefactos siempre sea de color azul y que su forma sea estable, ya que, si es amarilla, significa que se está produciendo monóxido de carbono, y no usar la cocina (ni hornallas ni horno) para calefaccionar. Y para baños y dormitorios recomendaron instalar artefactos de tiro balanceado.
Respecto a la seguridad eléctrica, un relevamiento de la Asociación para la Promoción de la Seguridad Eléctrica (APSE) arrojó que, «en la Argentina se estima que cerca del 40% de los incendios tienen origen eléctrico».
De modo que, desde el Ente Regulador de Energía Eléctrica (ENRE) y las empresas concesionarias distribuidoras del servicio eléctrico diseñan campañas para informar a los usuarios un conjunto de medidas de seguridad que deben adoptarse para evitar accidentes: no dejar enchufados y en funcionamiento artefactos de calefacción eléctrica cuando no estamos en nuestras casas; no colgar ropa cerca de los mismos; evitar colocarlos en zonas de paso y al alcance de niños y mascotas; no enchufar este tipo de artefactos en zapatillas eléctricas sino en un tomacorriente de pared, ya que, por su alto consumo, si lo enchufamos junto a otros electrodomésticos podemos provocar una sobrecarga, cortocircuito y un principio de incendio y no enchufar electrodomésticos o calefactores eléctricos en tomacorrientes que estén flojos, tengan cables en mal estado o no sean acordes a la carga eléctrica que deben soportar.
Entre los usuarios y las empresas productoras o distribuidoras de servicios, existen organismos públicos y privados que elaboran normas de calidad de los productos y certifican su seguridad.
«El IRAM es el organismo de normalización de la Argentina que, desde hace 88 años, elabora y publica normas que establecen las condiciones mínimas que debe reunir un producto, servicio o sistema de gestión para que sirva al uso al que está destinado», dijo a Télam, Pablo Paisán, gerente de División de Normalización de Eléctrica, Mecánica, Construcciones y Química de IRAM.
«Los productos elaborados conforme a normas son más aptos, seguros, de buena calidad y poseen información para guiar al consumidor», agregó.
¿Cuál es la ventana de distancia entre la normativa IRAM y su encuentro con la realidad de los distintos usuarios en sus diversos entornos?, consultó Télam a Paisán.
«Los usuarios no tienen la obligación de saber qué dice la norma de seguridad del calefactor. Es tarea de IRAM difundir y comunicar a través de los medios, y desde nuestros propios canales, la información relevante con el fin de contribuir a la toma de conciencia y para que adquieran equipos seguros. Lo ideal es que los usuarios, al comprar un producto, verifiquen que tenga el sello de certificación de seguridad eléctrica. Sin embargo, no es lo que sucede habitualmente, y el problema está en que se prioriza el menor costo (como una economía mal entendida) por sobre la seguridad, y esto puede resultar en daños irreparables», explicó.
Las normas IRAM son de carácter voluntario, y solo en los casos en que interviene el Estado, pueden convertirse en obligatorias.
Un caso típico es cuando las normas son utilizadas como respaldo de políticas públicas.
Si bien la tarea de normalización que desarrolla IRAM como organismo privado, es de bien público; es el Estado el que debe intervenir convirtiendo en obligatorio el cumplimiento de una norma, tanto para usuarios como para empresas productoras y distribuidoras.
Una política pública del Estado argentino, por ejemplo, es que todos los electrodomésticos certifiquen sus condiciones de seguridad. Algo similar sucede con las etiquetas de eficiencia energética.
Para el Estado, en este caso, es de política pública ahorrar energía y favorecer su uso eficiente, entonces se vale de las normas IRAM para evaluar el consumo de este tipo de artefactos.
Por María Julieta Colomer
Télam