El pasado domingo, en las primeras horas de la mañana, un grupo de individuos golpeó salvajemente a un médico del Hospital Mariano y Luciano de la Vega, produciéndole heridas cortantes en el rostro. También agredieron a un enfermero. Los trabajadores del nosocomio morenense evalúan una serie de medidas a encarar, ante la repetición de hechos de violencia, y de los cuales son víctimas continuamente, situación que se agudiza principalmente los fines de semana.
El domingo 20 de mayo, cerca de las 8 de la mañana, arribó a la guardia del Hospital Mariano y Luciano de la Vega un grupo de jóvenes -la mayoría menores de edad- quienes presentaban lesiones de distinto tipo, producto de una pelea callejera. Mientras los médicos y enfermeros los atendía, llegó otra banda de adolescentes quienes requerían la presencia de los galenos. Estos últimos habrían sido quienes se enfrentaron con los primeros en la vía pública.
La tensión fue en aumento, ya que los recientemente llegados demandaban la atención en perjuicio de sus rivales. La situación se descontroló y comenzaron los hechos de violencia. El Dr. Gastón Fuentes recibió una serie de golpes que le originó un corte sobre la ceja derecha, entre otras contusiones. Un auxiliar que intentó defenderlo, también sufrió lesiones. La guardia del Hospital se convirtió en tierra de nadie.
Según relatan los empleados del nosocomio provincial ubicado en Moreno, estos hechos no son aislados. Hace unos tres meses atrás habrían dejado de contar con protección policial, una presencia que actuaba como disuasoria, aunque en otras oportunidades los uniformados también fueron desbordados por la violencia tanto física como verbal. A raíz de lo ocurrido el domingo, se habría decidido nuevamente colocar vigilancia en el área de emergencias.
Siempre este sector del centro sanitario fue el más problemático, por su función de primera línea de atención. Pero en los últimos tiempos la falta de personal médico y de recursos han generado que la situación se agudizara.
Los trabajadores se sienten abandonados a su suerte. No descartan tomar medidas radicales para que este tipo de hechos no se vuelvan a repetir. Levantaron su voz para que la comunidad conozca esta situación que les toca vivir casi cotidianamente. Escucharlos no solamente le corresponde al pueblo en general, sino principalmente a sus representantes, quienes tienen las herramientas políticas para transformar esta violenta realidad.