Osvaldo Devesa tenía 72 años y era paciente oncológico. La última vez que su familia supo de él fue el viernes 6 de septiembre. Su cuerpo apareció el miércoles siguiente enterrado debajo del contrapiso de una casa frente a la plaza de Villa Ángela de Trujui. Lo asesinaron de un mazazo en la cabeza. Hay un detenido. Hermetismo en torno al móvil del ataque.
El último contacto que tuvo la familia con Osvaldo Devesa fue durante la noche del viernes 6 de septiembre a través de WhatsApp. El domingo siguiente una de las hijas realizó la denuncia en la comisaría de Morón, donde residía. Rápidamente se activó el protocolo provincial de búsquedas de personas. Devesa, jubilado y de 72 años, era paciente oncológico y no tenía encima la medicación.
La causa fue derivada a la UFI Nº 8 del Departamento Judicial de Morón. La Dra. Adriana Suárez Corripio, a cargo de la instrucción del expediente, dispuso la intervención de la DDI local.
Los detectives lograron determinar que la última vez que Devesa tuvo el celular encendido fue en las primeras horas del sábado 7 de septiembre. La señal impactó contra una antena en la zona de Moreno. Cámaras de seguridad aportadas por las municipalidades de Morón, Ituzaingó, San Miguel y Moreno detectaron el recorrido del Volkswagen Gol rojo, propiedad de Devesa.
El vehículo apareció días después en una estación de servicio y fue remolcado por una camioneta hasta Trujui. Los investigadores lograron visibilizar la patente de esta unidad y hallaron al propietario. Este sujeto les habría contado que su sobrino le había pedido asistencia porque el auto se había quedado sin batería y que lo había comprado en las últimas horas. El hombre brindó la dirección de su pariente.
El miércoles 11 de septiembre por la noche, los uniformados realizaron dos allanamientos. En una vivienda del barrio Mariló encontraron el Gol rojo. El otro objetivo era una humilde casa sobre la calle Luján Sierra al 3237 entre Plus Ultra y Teodoro Fels frente a la plaza de Villa Ángela, también en la localidad morenense de Trujui.
La irrupción de la Policía sorprendió al morador. Fue identificado como José Luis Goyechea, de 52 años y de profesión albañil. En el comedor descubrieron manchas hemáticas en una pared y en un sillón. Incautaron una pesada maza, también con rastros de sangre. Los oficiales de la DDI de Morón examinaron el predio. Detrás de la vivienda y contra la medianera del vecino, hallaron un reciente contrapiso de tres metros por 80 centímetros. Aún no había fraguado.
Con la asistencia de los Bomberos Voluntarios, lograron romperla, sin mucho esfuerzo. Debajo de la losa apareció el cuerpo de Devesa. Macabro. La autopsia, realizada en el cuerpo médico forense de General Rodríguez, determinó que la causa de muerte fue un fortísimo traumatismo de cráneo. Fue asesinado durante la madrugada del sábado anterior.
Inmediatamente Goyechea fue detenido, acusado del crimen. Secuestraron ropa. Las fuentes consultadas indicaron que se mostraba desolado, pero que no emitió palabra alguna. Tampoco declaró cuando fue interrogado en la sede fiscal, asistido por un defensor oficial.
El fuerte hermetismo respecto a la pesquisa se da en torno al móvil. Confidentes señalaron que sin lugar a dudas Devesa y Goyechea se conocían, ya que pudieron precisar que Goyechea realizó trabajos en el domicilio de Devesa. Ahora bien, ¿Por qué Devesa fue al domicilio de Goyechea un viernes por la noche? ¿Había una relación económica, de íntima amistad o compartían alguna pasión? La justicia no brinda precisiones.
Para el Ministerio Público Fiscal la carga probatoria es tan importante que la razón por la cual Goyechea habría asesinado de una manera tan brutal de Devesa pasa a un segundo plano. La carátula de la causa es “Homicidio agravado por ensañamiento”, sin ampliar si hubo otros agravantes.
También llamó la atención que el expediente quedara radicado en Morón, cuando es uso y costumbre en la justicia que la pesquisa quede en la órbita del lugar donde ocurre el delito más grave. Y en el código penal el delito más grave es el homicidio agravado, que prevé una pena de prisión perpetua. Tendría que haber sido instruido en el Departamento Judicial de Moreno y General Rodríguez. Una rareza en medio del horror.