Expertos en laboratorio reunidos por la Organización Panamericana de la Salud (OPS) analizan expandir las herramientas para detectar y vigilar las enfermedades transmitidas por mosquitos en las Américas, en momentos en que la región enfrenta grandes brotes de dengue y circulación intensa de chikunguña en varios países, informó la Organización de las Naciones Unidas (ONU) en su sitio web.
Durante la reunión anual de la Red de Laboratorios de Diagnóstico de Arbovirus (Relda) de las Américas, que se desarrolla hasta el jueves en Santo Domingo, miembros de 35 laboratorios nacionales de toda la región, asesores técnicos y centros colaboradores de la Organización Mundial de la Salud (OMS) revisan las formas de ampliar las vigilancias genómica y entomovirológica a los principales arbovirus.
Los arbovirus son virus transmitidos por la picadura de artrópodos (mosquitos, garrapatas, jejenes, entre otros).
«Al menos nueve arbovirus con impacto en la salud pública, como el dengue, el zika, el chikunguña y la fiebre amarilla circulan en Latinoamérica y el Caribe, por lo que fortalecer y ampliar las capacidades de detección y vigilancia de laboratorio es clave para asegurar una respuesta oportuna ante brotes y epidemias», afirmó Sylvain Aldighieri, director adjunto del Departamento de Emergencias en Salud de la OPS.
Desde principios de 2023 y hasta finales de julio, se reportaron en las Américas más de tres millones de nuevas infecciones por dengue y más de 324.000 casos de chikunguña, según la ONU.
Con 27.000 casos en toda la región en el mismo periodo, el zika presenta una baja incidencia, mientras que casos esporádicos de fiebre amarilla representan un riesgo permanente de reemergencia de esta enfermedad, que puede llegar a ser letal.
«El cuadro epidemiológico de las arbovirosis en la región es de una alta complejidad debido al potencial epidémico de estas enfermedades», advirtió José Luis San Martín, asesor regional en enfermedades arbovirales de la OPS.
«Debemos llevar adelante una estrategia de prevención y control integrada que utilice las nuevas innovaciones para seguirle de cerca los pasos a estos virus desde el laboratorio», agregó.
Durante la pandemia de Covid-19, la vigilancia genómica de SARS-CoV-2 demostró ser una herramienta clave para conocer el virus, sus variantes y asesorar las políticas públicas para combatir la enfermedad.
En ese sentido, muchos países aprovecharon esas capacidades y comenzaron a secuenciar dengue, fiebre amarilla, chikunguña y otros, algunos por primera vez.
Con el apoyo de la Relda, los laboratorios pueden ampliar esta vigilancia y conocer los genomas de los virus que están circulando en su territorio, sus patrones de dispersión y analizar si las mutaciones están asociadas a mayor transmisibilidad o gravedad.
«La Relda tiene un papel clave que jugar en el fortalecimiento, crecimiento y mejora continua del componente de laboratorio de la estrategia de gestión integrada de arbovirus», indicó María Alejandra Morales, directora del Centro colaborador de la OPS en fiebres hemorrágicas virales y arbovirus, Instituto Nacional de Enfermedades Virales Humanas (INEVH) de Argentina.
Asimismo, durante la reunión los expertos analizaron la situación de la vigilancia entomovirológica en la región, es decir, la detección de los virus en los mosquitos antes de que lleguen a los humanos.
Esta vigilancia, que ya realizan algunos países, puede servir como sistema de alerta temprana para anticipar brotes o epidemias por arbovirus y permitir una respuesta más oportuna.
La Relda, que este año celebra su 15º aniversario, está integrada por 40 laboratorios, asesores técnicos y centros colaboradores de la OMS, y su principal objetivo es garantizar una vigilancia de laboratorio eficiente y una capacidad instalada robusta para responder a brotes y epidemias de los arbovirus.
Télam