En un importante avance en la investigación por el brutal asesinato del ex policía federal Sergio Gabriel Pardo, efectivos del Grupo Halcón de la Policía de la Provincia de Buenos Aires lograron la detención de Maximiliano Ariel Márquez (41), sindicado como el líder de la peligrosa banda conocida como “La Banda del FAL”. En el ataque robaron entre 40 y 60 millones de pesos. El arresto se produjo en un allanamiento en el exclusivo barrio privado San Sebastián, ubicado en la localidad de Pilar.
La caída de Márquez fue el resultado de una serie de cinco allanamientos simultáneos llevados a cabo tanto en el country San Sebastián de Pilar como en la localidad de Malvinas Argentinas. Estas medidas fueron ordenadas por el fiscal Leandro Ventricelli, titular de la Unidad Funcional de Instrucción Nº 1 de Moreno y General Rodríguez, quien encabeza la investigación en colaboración de personal de la Comisaría 4º de Moreno (Cuartel V).
Durante el operativo en el barrio privado de Pilar, los detectives secuestraron tres teléfonos celulares y una camioneta Volkswagen Amarok. Fuentes judiciales y policiales revelaron que Márquez posee antecedentes penales por encubrimiento y robo agravado, con causas abiertas en los departamentos judiciales de Pilar, San Martín y La Plata. Además, figura en un expediente por armas de fuego de grueso calibre incautadas el año pasado.
Otro de los allanamientos, realizado en Grand Bourg, partido de Malvinas Argentinas, culminó con la detención de una mujer de 32 años y un joven de 23. En este domicilio, se incautaron tres teléfonos celulares, un cargador de pistola Bersa calibre .22, diez municiones y una camioneta Honda CR-V gris, vehículo que estaría vinculado directamente con el crimen de Pardo. En otros tres allanamientos en esa misma localidad bonaerense, los agentes confiscaron más dispositivos móviles.
La Justicia confirmó que la organización criminal, que contaría con al menos otros tres integrantes actualmente prófugos, disponía de una logística considerable para el almacenamiento de vehículos y el ocultamiento de sus miembros.
Las pruebas recabadas hasta el momento, según fuentes cercanas a la investigación, incluyen testimonios, imágenes de cámaras de seguridad y la geolocalización de teléfonos celulares, elementos que permitieron la individualización e identificación de gran parte de la banda. Junto a Márquez, también fue aprehendido Francisco Javier Torales (38), quien conducía el Toyota Corolla utilizado como vehículo de apoyo durante el ataque fatal a Pardo.
Los investigadores señalaron que los allanamientos simultáneos fueron cruciales tras establecer la peligrosidad de la organización delictiva, la cual actuó con armas largas y de puño, y se sospecha su participación en otros hechos violentos en la zona norte y oeste del conurbano bonaerense. “Se trata de una banda muy peligrosa”, enfatizaron las fuentes.
El expediente judicial detalla que el crimen se perpetró el pasado 20 de marzo alrededor de las 10:50 de la mañana. La víctima, Sergio Gabriel Pardo, circulaba en su camioneta Toyota Hilux gris cuando fue interceptado por los agresores, quienes se movilizaban en otra camioneta Hilux, de color blanco. Tras amenazarlo con armas de fuego (incluido un Fusil de Asalto Ligero, armamento de guerra utilizado principalmente por el Ejército Argentino), le dispararon dos veces, causándole heridas mortales.
Imágenes de una cámara de seguridad a las que tuvo acceso este medio muestran el momento en que los atacantes arrojaron el cuerpo de Pardo fuera de su vehículo y se dieron a la fuga en la Hilux gris, llevándose consigo una suma estimada entre 40 y 60 millones de pesos en efectivo. El dinero estaría destinado al pago en negro de horas extras para los choferes de colectivos.
La víctima se desempeñaba como encargado de seguridad y transportista de dinero para la empresa Metropol, trasladando el efectivo desde la sede central en Barracas hacia distintos predios operativos para el pago de sueldos y horas extras, según el testimonio de su hijo. Cuartel V era el último destino, ya que habría realizado al menos dos paradas anteriormente. El expediente revela que el reparto se realizaba en vehículos particulares sin identificación, sin caja fuerte ni sistema de seguimiento satelital, y Pardo solía realizar los traslados solo o acompañado su hijo.
Los investigadores no descartan la hipótesis de que los delincuentes contaran con información privilegiada sobre el recorrido y el horario del traslado de dinero. Un “entregador”. La precisión con la que actuó la banda, compuesta por al menos cinco individuos y con vehículos de apoyo logístico, sugiere un conocimiento detallado de la rutina de la víctima.
Tras el crimen, un llamado al 911 alertó a la policía, que desplegó un operativo cerrojo en la zona. Un patrullero del Comando de Patrullas de Moreno detectó la camioneta sustraída circulando por la intersección de Río de la Plata y Somellera, lo que desencadenó un enfrentamiento armado. La fuga se extendió por unos cinco kilómetros, hasta que los atacantes abandonaron la Hilux gris y robaron una Ford Ranger gris a mano armada, continuando su huida. Finalmente, la banda logró escapar en el Toyota Corolla gris hacia una quinta en Grand Bourg, donde se presume que ocultaron el botín.
La investigación se fundamentó en el análisis de imágenes de cámaras de seguridad, la geolocalización de antenas de telefonía, un llamado anónimo al 911 y el análisis de redes sociales, elementos que vincularon a los acusados con los vehículos utilizados en el crimen. Las cámaras captaron la secuencia completa del ataque, desde el seguimiento al vehículo de Pardo por un Peugeot 208 blanco –posteriormente identificado como “mellizo” con patente falsa– hasta el tiroteo durante la persecución. Además, un testigo protegido y vecinos de la zona identificaron a los principales imputados y confirmaron su participación habitual en delitos con armas.
Maximiliano Ariel Márquez fue indagado por el fiscal Ventricelli, pero se negó a declarar por consejo de su abogado defensor. Se le imputan los delitos de homicidio agravado criminis causa, robo agravado por el uso de armas de fuego y en poblado y en banda, portación ilegal de armas de guerra, resistencia a la autoridad y abuso de armas. Las pruebas acumuladas lo comprometen como organizador y ejecutor del plan criminal. La Justicia continúa ahora con la búsqueda de los otros tres prófugos para completar el desmantelamiento de esta peligrosa banda que sembró el terror en la zona oeste del conurbano bonaerense.