Aylén y Marina fueron acusadas por intento de homicidio. El 19 de febrero de 2011 fueron abordadas en Moreno por un vecino que intentó abusar de una de ellas. Se defendieron con un cuchillo y desde entonces están presas
El 19 de febrero de 2011, las hermanas Aylén (21) y Marina (20) Jara regresaban de madrugada a su casa en la localidad de Moreno tras concurrir a un boliche con su grupo de amigos. Como viven a 15 cuadras de la discoteca, volvían caminando.
En un momento se quedaron solas, y fueron abordadas por un vecino que estaba obsesionado con la mayor de las chicas, y que hizo todo lo posible por consumar un abuso sexual. No pudo, porque una de las jóvenes se defendió con un cuchillo que llevaba en la cartera, justamente como protección. El hombre resultó levemente herido, y las hermanas se fueron asustadas del lugar. Pero fue el inicio de una pesadilla, porque la justicia las imputó por «homicidio en grado de tentativa», y están presas desde hace 22 meses en penales de máxima seguridad, donde fueron golpeadas y hostigadas brutalmente. «Es el machismo de la justicia lo que tiene a mis hijas presas», dijo Elena Salina, madre de las protagonistas al diario Popular.
Esta semana había expectativas respecto a una audiencia preliminar del debate oral y público al que serán sometidas ambas chicas en marzo próximo en los tribunales de Mercedes, en el marco de una figura penal que tiene penas de entre 8 y 15 años. «En principio, pedimos el cambio de carátula, para que pase al menos a lesiones graves, y así lograr la excarcelación de las chicas, que ya no pueden estar detenidas ni un minuto más. Son 22 meses de pesadilla, porque en el medio pasó de todo, les hicieron de todo. Pero nos rechazaron ese pedido, así que todo el verano seguirán detenidas, y al juicio se llega con esa acusación absurda», dijo Elena a diario Popular.
«Está claro, no sólo para mí que no sé nada de derecho penal, sino para toda la gente que nos apoya en esta lucha, que las chicas se defendieron de una agresión sexual, de un acoso permanente, y que a lo sumo podría ser caratulado como exceso en la legítima defensa. Pero no. El día que fueron a la comisaría, horas después del episodio con el acosador, yo misma presencié cuando la fiscal preguntaba qué tipo de figura penal aplicaba al expediente, y un hombre de traje le dijo «ponele homicidio en grado de tentativa y que estas pendejas se caguen».
Desde ese momento, quedó marcada la vida de Aylén y Marina. Primero fueron alojadas en la Unidad Penal 51, que es de máxima seguridad. La pasaron muy mal ahí. Luego las pasaron a la Unidad Penal 8, donde mejoraron sus condiciones. Pero siguen presas, no tiene lógica. Les están arruinando sus vidas. Son chicas jóvenes, que nunca hicieron nada malo, no delinquieron jamás, y son tratadas como asesinas, peligrosas», sostuvo Elena.
En la causa, figura como víctima de las chicas Juan Antonio Leguizamón Avalos, que no se presentó a las audiencias preliminares del juicio. «Esta persona tiene antecedentes por delitos, se sabe que usa armas de fuego y es pesado. Por eso tuve miedo de salir a pedir ayuda, de contar lo que nos estaba pasando como familia. Pero en agosto me cansé de tanta impunidad y ver que mis hijas pueden salir muertas del penal. A partir de ese momento, se acercaron profesionales, organizaciones, personas de todos lados. y están tomando el caso profesionales del Ministerio de Justicia».