Durante la tarde de este martes 27 de mayo un sector del hormigón del puente de Ruta 23 sobre el arroyo Las Catonas se rompió y generó un cráter de importantes dimensiones. Un vecino que vive lindante al curso de agua, llamado Alberto, colocó algunas maderas para advertir de la situación. Pese a esto, algunos automovilistas golpearon contra el pozo y generaron daños en sus vehículos.
En la tarde de este miércoles estuvimos en el lugar, realizando un vivo para nuestras redes. La mano a San Miguel tiene cerrado un carril y medio, de los dos habilitados. Colectivos y camiones deben invadir el sentido a Moreno para poder sortearlo. Un verdadero peligro. Sobre todo en horas picos.
La construcción en sí presenta un franco deterioro. Hierros oxidados están a la vista, porque desapareció el hormigón y se observa que se están generando otras roturas. Un memorioso recordó que cuando se hizo la ampliación del puente, promediando la década de los 90, el original quedó como mano a San Miguel. Esa situación explicaría el enorme desgaste.
Un dato clave: La ruta 23 es provincial. En comunicación con la secretaria de Obras Públicas de Moreno, Ing. María Giménez, la funcionaria refirió que “vamos a hacer una reparación de la losa porque está muy peligroso, y vamos a elevar un informe sobre el estado del puente a Vialidad provincial”. No brindó detalles de cuando comenzaría la obra ni cuánto tiempo demandaría.
El vallado en torno a la rotura es artesanal, sin señales claras de prevención. Recién pasadas las 16 horas, la secretaría de Tránsito de la comuna posteó un flyer advirtiendo de la situación, atribuyéndola a supuestas “obras”. Nosotros ya nos habíamos retirado de la zona.
Por lo pronto habría que habilitar vías alternas. La Ruta 23 es una arteria neurálgica y de intenso tránsito. Solo ingenieros podrán evaluar el real riesgo que corre la construcción en su conjunto. Se necesita una rápida respuesta del Estado bonaerense.