Los pacientes con vitiligo tienen 5 veces más riesgo de sufrir depresión, según un estudio, en comparación con la población no diagnosticada con esta enfermedad autoimnune de la piel que afecta al 2 % de la población mundial y cuyo día se conmemora hoy.
“El vitiligo es una patología que se caracteriza por la despigmentación progresiva de la piel, siendo el rostro, las manos, la zona inguinal y las axilas las zonas más frecuentemente afectadas, aunque puede afectar a cualquier zona del cuerpo”, dijo Anabela Ielardi, dermatóloga de DIM Centros de Salud.
En esta enfermedad los melanocitos, que son las células responsables de la pigmentación de la piel, son destruidos por el sistema inmunológico, dejando de producir melanina, dando lugar a zonas de la piel con pérdida de pigmento.
“Habitualmente es asintomático, aunque en algunas ocasiones puede generar picazón”, explicó la especialista.
Si bien se desconoce el origen, en muchos casos, se presenta asociada a enfermedades autoinmunes y endocrinológicas, sobre todo de tipo tiroideas. En otros casos se vincula a factores emocionales y situaciones de estrés.
Este trastorno de la piel puede comenzar a cualquier edad, pero suele aparecer antes de los 30 años y se debe consultar al médico de manera inmediata si se nota que algunas zonas de la piel, el cabello o las membranas mucosas están perdiendo color.
“El diagnóstico es clínico mediante el examen físico, luz de Wood y sólo ante situaciones que plantean dificultades diagnósticas, se puede realizar la biopsia (estudio histopatológico)”, amplió la profesional.
Esta enfermedad es crónica, no contagiosa y su evolución no puede predecirse.
Si bien el vitiligo no tiene cura, el tratamiento adecuado, un correcto seguimiento médico y el uso de protección solar puede ayudar a detener o retrasar el proceso de cambio de color de la piel.
“Existen diversos tratamientos, aunque hay un porcentaje de la población que no responde a ninguno de ellos. Pueden utilizarse tópicos como corticoides, inhibidores de la calcineurina y fototerapia. También sistémicos: corticoides, inmunomoduladores y en situaciones muy puntuales, quirúrgicos”, dijo.
Por otro lado, el vitiligo es una enfermedad que “afecta no solo en la piel, sino en la autoestima”.
En un metaanálisis publicado en el Journal of the European Academy of Dermatology se encontró una prevalencia de trastorno depresivo del 29% en pacientes con vitíligo y del 56% de síntomas depresivos.
El mismo estudio mostró que el riesgo de padecer depresión en pacientes con vitiligo es 4.96 veces mayor en comparación con controles sanos y la prevalencia de depresión en pacientes mujeres o asiáticos con vitíligo es mayor que en pacientes caucásicos u hombres.
También revela que la depresión y especialmente sus formas severas se han observado en mayor proporción en pacientes jóvenes, solteros, con menor grado de educación, corta evolución de la enfermedad y uso de fototerapia.
Télam