El Instituto Nacional del Agua (INA) a través del área Limnología Aplicada y Calidad de Aguas de la Subgerencia Centro de la Región Semiárida (SCIRSA) participa en diversos proyectos que estudian cuerpos de agua eutróficos, con desarrollo masivo de algas, entre ellas las cianobacterias o conocidas también como algas verdes-azules.
Con estas investigaciones se espera generar datos que contribuyan al conocimiento local ya la implementación de niveles de seguridad. El objetivo es poder difundir los resultadosobtenidos a los distintos actores involucrados en la problemática como institucionesgubernamentales, empresas de suministro de agua, establecimientos de producción dulceacuícola, y consumidores con el fin de concientizar a la población, promover un usoresponsable de los recursos naturales e impulsar la elaboración de planes de gestión de riesgo por parte de las autoridades locales.
Las toxinas de las cianobacterias, se encuentran presentes en distintos cuerpos de agua, cuando entran en contacto con los seres humanos, pueden producir tanto intoxicaciones agudas como crónicas, originando consecuencias en la salud. Sus principales rutas de exposición son: contacto directo (piel, mucosas, oídos y ojos); ingesta de agua y/o peces; suplementos dietarios (a base de Aphanizomenon, Spirulina) y por inhalación de aerosoles (deporte acuático). De todas estas vías la más preocupante es la ingestión, y es sobre la que más ha hecho hincapié la Organización Mundial de la Salud.
Como se comentó anteriormente, estas cianobacterias son potencialmente tóxicas porque liberan numerosas toxinas, entre ellas la más conocida y estudiada es la microcistina, la cual produce gastroenteritis, hepatotoxicicidad, y a largo plazo pueden ser promotoras de cáncer hepático y de colon. Además, las cianobacterias, presentan lipopolisacáridos en su membrana celular, los cuales se consideran alergénicos produciendo irritación dérmica.
En este sentido, Marcia Ruiz integrante del área de Limnología Aplicada y Calidad de Aguas del SCIRSA destacó que el conocimiento sobre esta temática se puede acercar a la población mediante diversas campañas de difusión, comunicando la naturaleza del peligro, los posibles impactos en el ambiente y en la salud, y cómo se puede reducir el riesgo.
“Como ejemplo de prevención en salud cuando hay un desarrollo masivo de cianobacterias se debe restringir las actividades de contacto con el agua y/o se puede llegar a la clausura de balnearios prohibiendo el acceso a bañistas”, señaló Ruiz y agregó que “esto se puede lograr estableciendo un monitoreo permanente ambiental (visual), y con vigilancia médica activa de casos en las zonas de riesgo. Para ello es necesario encontrar biomarcadores (marcadores biológicos) específicos como son los anticuerpos, para poder establecer un diagnóstico, por lo cual se reafirma la necesidad del trabajo multisectorial y multidisciplinario, para poder avanzar en este aspecto”.
El desarrollo de estas investigaciones comenzó en el año 2011 cuando el Ministerio de Salud de la Nación a través de una disposición, convocó a un grupo de trabajo: la Universidad Nacional de La Plata (UNLP), la Universidad Nacional de Córdoba (UNC), la Fundación para Investigaciones Biológicas plicadas (FIBA) de Mar del Plata, y el Departamento de Salud Ambiental del Ministerio de Salud Nación, el Hospital de Niños de la Santísima Trinidad (Córdoba capital), el Hospital Masvernat (Concordia) y la Comisión Técnica Mixta (CTM) de Salto Grande para tratar aspectos sanitarios sobre la presencia de
cianobacterias en el agua. Se realizaron distintas actividades con el fin de fortalecer a nivel local equipos interdisciplinarios que faciliten al sistema de salud alcanzar este objetivo, y poder realizar evaluaciones epidemiológicas de los efectos adversos de las cianobacterias sobre la salud.
Entre sus objetivos, estuvo capacitar al personal del Sistema de Atención Primaria de la Salud (CAPS) para que puedan dar respuestas ante la eventual exposición para prevenir, y asistir en lo inmediato con una alerta temprana.
En el marco de esta Disposición se realizaron capacitaciones a través de talleres en distintas áreas piloto, como fueron Córdoba, Concordia y Bahía Blanca. A su vez, se elaboraron folletos de difusión, una historia clínica ambiental, un manual para profesionales de la salud y se desarrolló un protocolo para monitoreo de playas con un Índice de calidad para el uso de agua recreativa.
Otro de los avances, en los que también participó el área, fue en la actualización de la norma provincial de Calidad y Control de Aguas para bebida de la provincia de Córdoba (Decreto 174/16), que desde el año 2016, comenzó a exigir el parámetro de Microcistina-LR (un tipo de microcistina producida por las algas), para el control de aquellas fuentes de provisión de agua potable que cuentan con esta problemática.
Siguiendo esta línea, actualmente a través de proyectos asociados a otras instituciones, existe una propuesta para avanzar en el desarrollo de un kit de ELISA para detectar los anticuerpos antimicrocistinas en suero (marcadores de exposición), de poblaciones expuestas a cianobacterias. Este trabajo permitirá identificar las condiciones de salud, factores de riesgo y principales vías de exposición y tener un método diagnóstico sencillo y eficaz, para laboratorios de hospitales y de análisis clínicos.
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