Femicidio en Río Alegre: Con absoluta sangre fría asesinó a su pareja, hirió de gravedad al amante y se fue a dormir

El suceso se produjo durante la madrugada de este miércoles en un asentamiento del barrio Río Alegre de la localidad de Mariano Acosta. La víctima fatal y el asesino vivían en el barrio Rififí. Juan Pablo Rojas mató a su mujer, madre de tres hijos, y baleó al hombre que estaba con ella. Fue capturado cuando dormía tranquilamente en su casa. Crueldad y sangre fría.

Detrás del barrio Río Alegre, de la localidad merlense de Mariano Acosta y en las cercanías de la presa Roggero, se erige un asentamiento que crece exponencialmente. En una casilla ubicada en el cruce de la calle 7 e Hipócrates se escucharon varias detonaciones de arma de fuego. Vecinos se acercaron cautelosamente y encontraron el cuerpo de una mujer tirado en el patio. Ya había muerto y estaba en medio de un charco de sangre. Tenía dos orificios de bala.

Un hombre pedía auxilio con voz desfalleciente. Lo llevaron al hospital provincial Mariano y Luciano de la Vega. Solo llegó a señalar a quien los había baleado. Luego se desvaneció. Eran poco más de las 4 de la mañana de este miércoles 15 de enero.

A la escena del crimen llegaron móviles del Comando de Patrullas de Merlo y de la Comisaría 6º (Mariano Acosta). Rápidamente lograron individualizar a la mujer. Sus pertenencias estaban dentro de la precaria construcción. Se llamaba Lourdes Medina y tenía 42 años. Estaba domiciliada en el barrio Rififí de Moreno Sur.

Mientras tanto otros oficiales recababan información de los horrorizados testigos. Llegó el dato de las últimas palabras del herido: Les disparó la pareja de la mujer. Quien está internado en el nosocomio morenense se llama Emiliano Alcantaraz, de 36 años. Está en situación de calle y le habían prestado la derruida edificación. Su estado es desesperante. Recibió cuatro balazos; los más grave por la espalda. Su pronóstico es reservado. Está intubado.

Ya con la presencia de funcionarios de la UFI Nº 8 del Departamento Judicial de Morón, se aceleró la investigación. Luego del levantamiento de rastros por parte de la Policía Científica y un informe preliminar de los peritos, desde la fiscalía se autorizó un allanamiento de urgencia en una finca ubicada sobre la calle San Ramón entre San Carlos y Balcarce, del barrio Rififí.

Los oficiales que irrumpieron en la vivienda alrededor de las 9 de la mañana encontraron al sospechoso durmiendo profundamente. Fue despertado y lo esposaron. Descansaba en medio de sábanas con manchas hemáticas, revelaron las fuentes consultadas.

En el registro de las habitaciones secuestraron un revólver calibre 357 y una pistola 22. Esta última probablemente habría sido el arma asesina. Será sometida a peritaje. Los forenses tienen como tarea recuperar al menos un plomo del cuerpo de Lourdes Medina cuando realicen la autopsia, planificada para este jueves por la mañana. Así será cotejada el arma.

Este individuo fue identificado como Juan Pablo Rojas, de 45 años y desocupado. Era la pareja de Medina y padre de uno de sus hijos, que tiene 13 años. Medina era también madre de un nene de 5 y una joven de 23.

¿Cuál es la principal hipótesis con la que trabaja la justicia? Determinaron que Lourdes Medina y Juan Pablo Rojas mantenían una relación tormentosa. Rojas intuía que Medina mantenía un vínculo con otro sujeto. Averiguó el lugar donde se veían. Siguió sus pasos. Y en la madrugada de este miércoles dio rienda suelta a la crueldad y la locura. Fueron más de 12 kilómetros de ida y vuelta y los habría hecho caminando. Si confirman esta secuencia, habría premeditación. No es un agravante tipificado en el código penal pero es base para establecer un plan macabro y darle sustento a la acusación.

Se trata de un “homicidio agravado por el vínculo, por ser cometido por un hombre contra una mujer en el marco de violencia de género, por la indefensión de la víctima y por el uso de arma de fuego y homicidio agravado en grado de tentativa”, siempre y cuando Alcantaraz le gane la pulseada a la muerte. La pena en expectativa, cuando sea llevado a juicio, es perpetua. Pasaría al menos 50 años en prisión, sin la posibilidad de pedir libertad condicional cuando cumpla 35.

Juan Pablo Rojas está alojado en los calabozos de la comisaría de Mariano Acosta.