Se trata del ibuprofeno inhalado, que contribuyó al tratamiento de miles de pacientes con COVID en todo el país. El fármaco, desarrollado durante la pandemia, es fruto de la vinculación público-privada entre el CONICET, la Universidad Nacional de Cuyo y el Laboratorio Química Luar.
Marianela Ríos (Agencia CTyS-UNLaM) – Dicen que una idea simple en un contexto particular puede marcar un hito y, sin dudas, esta investigación lo fue. En 2015, un equipo de científicos del Centro de Excelencia en Productos y Procesos de Córdoba (CEPROCOR – CONICET) comenzó un estudio para desarrollar un ibuprofenato de sodio nebulizable o inhalado para tratar la fibrosis quística. Lo que jamás se imaginaron es que cinco años después esa idea sería clave para contribuir al sistema sanitario en un momento crítico: la pandemia. Y mucho menos que, por ello, serían premiados por la ONU.
Luarprofeno es el nombre de este medicamento desarrollado gracias a un trabajo mancomunado entre varias instituciones. La idea inicial fue del Laboratorio Química Luar de Córdoba, donde también determinaron la dosis y la forma farmacéutica final. Desde CEPROCOR, se seleccionó la molécula y se formuló la primera versión, mientras que los investigadores del Instituto de Medicina y Biología Experimental de Cuyo (IMBECU), que depende del CONICET y la Universidad Nacional de Cuyo (UNCUYO), fueron los encargados de los estudios preclínicos.
“Cuando arrancó la pandemia, ya se había hecho un ensayo en pacientes con fibrosis pulmonar y, teniendo en cuenta los síntomas que generaba el COVID, se pensó que podría servir para tratar las neumonías graves que generaba el virus. En esa vinculación público-privada que se dio, nosotros nos encargamos de evaluar el mecanismo de acción del ibuprofeno inhalatorio”, explicó a la Agencia CTyS-UNLaM Claudia Castro, doctora en Bioquímica e investigadora independiente del CONICET, quien lidera el grupo de científicos del IMBECU.
Los usos del medicamento fueron comprobados por el equipo del Laboratorio de Biología Vascular del IMBECU, integrado también por las doctoras Isabel Quesada, María Soledad Álvarez, Luciana Mazzei y el doctor Leonardo Salvarredi. Y los beneficios fueron varios: que se administra en concentraciones muy pequeñas para su inhalación (10 mg/mL); que va directo al foco de la infección que es el pulmón; que tiene una gran eficacia antiinflamatoria y antioxidante ; y que conlleva menos efectos adversos que otros fármacos.
Según datos del Gobierno de Córdoba, a nivel nacional, más 25 mil pacientes de diferentes provincias, con fibrosis pulmonar y Epoc severo con requerimiento de oxígeno, se nebulizaron gratuitamente con el ibuprofenato de sodio durante la pandemia, y encontraron una mejoría notable que dio el indicio de su posible efectividad en COVID.
“Lo que pudimos comprobar fue que mientras antes empezaran a nebulizarse, mucho más rápido se evitaba que el pulmón se deteriorara y tuvieran que terminar con un respirador. Eso fue muy impresionante”, destacó la investigadora.
Luego de demostrar una eficacia exitosa en los pacientes con COVID, el reconocimiento llegó de la mano, nada más y nada menos, que de las Naciones Unidas. Es que, recientemente, la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual (OMPI-ONU) premió esta innovación junto a otras 24 empresas de entre casi 700 candidatos de 107 países que presentaron sus proyectos. La distinción fue recibida por los representantes del Laboratorio Química Luar, la pyme cordobesa que apostó a este desarrollo.
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Agencia CTyS-UNLaM