“La cultura puede aportar un entorno agradable, aún en el marco de enfermedades crónicas”, explicó Romina Montinel, médica del Instituto, en la jornada de concientización el pasado 18 de octubre. Allí, la Secretaría de Cultura se sumó con una mesa literaria donde la suelta de libros se alternaba con la lectura de poemas a la carta. La rutina del Instituto ese día se vistió de color, con una clown itinerante con nariz colorada que recorría la fiesta ofreciendo a los concurrentes gemas y brillos autoadhesivos, mientras sacaba de los bolsillos de su guardapolvo médico mariposas, flores, papel picado, y sorpresas que despertaron la sonrisa de los presentes. Hubo un sin fin de abrazos; gestos que tenían un efecto reparador, como una ventana de alegría. El cierre contó con la presentación de Amadeo con un show de circo y música, donde no faltó la globología, los malabares y las burbujas gigantes. “Ver un espectáculo a veces ayuda a cambiar el punto de vista y permite reír y disfrutar por un momento”, reflexionó el artista.
En Argentina menos del 10 % de la población accede a los cuidados paliativos. “Hace dos años se sancionó la Ley Nacional de Cuidados Paliativos y, aún así, muchas personas desconocen este derecho. Por ello, realizar actividades de difusión y reflexión abiertas a la comunidad, nos parece fundamental año a año”, explicó Montiel.
Durante el gran festejo en el Roffo- con el lema “Sanando corazones y comunidades” (pautado por la Worldwide Hospice Palliative Care Alliance)- pasaron cerca de 400 personas, entre familiares y pacientes que iban o volvían de su tratamiento, personal de salud, ex pacientes invitados, y un gran número de voluntarias del Departamento de paliativos que, vestidas para la ocasión con sombreros de colores y guirnaldas, desplegaron con alegría una kermes con música, magia, regalos, café y bocaditos, y juegos especiales, como una lotería de palabras sobre los cuidados, para esta celebrar esa red de afectos cotidiana.
“Los cuidados tienen muchos objetivos, no solo para los pacientes sino también para sus familias, su salud, la atención del dolor. El objetivo es acompañar a todos en ese proceso”, observó María Carmen, que desde hace 13 años practica el voluntariado en el servicio de cuidados paliativos del Instituto. Mientras repartía corazones de papel, agregó: “A veces hay mala prensa pero estos cuidados sanan el alma”. Beatriz, otra voluntaria del Roffo que participó de la jornada, sumó algo que es importante recordar: “Cuidados paliativos no es solo para pacientes de cáncer; es para pacientes con problemas neurológicos o con incapacidad. O sea, es paliar que la persona viva bien el tiempo que tenga que vivir y que pueda conectarse, ir atravesando esos momentos”.
Los cuidados paliativos están reconocidos en el contexto del derecho humano a la salud. Se aplican a pacientes con enfermedades crónicas avanzadas o progresivas y su propósito es preservar y promover la mejor calidad de vida posible, mediante la prevención y alivio del sufrimiento, a través de la atención y control de síntomas físicos, psicológicos, sociales, y espirituales. De allí la importancia del abordaje desde un equipo interdisciplinario. A su vez, también buscan contener y acompañar a las familias que atraviesan el proceso junto al paciente.
El Roffo es una de las instituciones del país que trabaja a diario con equipos interdisciplinarios para hacer cumplir ese derecho de tener una vida digna. Generando instancias de cuidado e incluso distensión, la cultura hace su aporte al permitir ahondar en los sentimientos a través de distintos lenguajes y actividades, y también visibilizando esta importante modalidad terapéutica.
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