Era el año 1957, el señor Miguel Caporale tenía la idea que General Rodríguez tuviera su Cuerpo de Bomberos. Compartió la idea con el señor Leonardo José Costalonga -el popular «Don Jose» – y juntos, entusiasmados por la iniciativa, comenzaron a dar forma a este sueño de futuro, conversando en primer instancia con el entonces Comisario Don Juan Gramondo.
Los tres con el objetivo propuesto, recurrieron a la Municipalidad para interesar al Intendente Don Camilo Nogueira, a fin de que realicen una reunión con todos los representantes de las Instituciones actuantes de la época de General Rodríguez.
En el mes de junio se realizo la reunión en la Casa Municipal, estando presentes el Sr. Intendente Nogueira, el Sr. Américo Cora por el Club Leandro N. Alem, los Sres. Correa y Bonifacio por el Club «Vasconia» y los Sres. Caporale, Costalonga, Gramondo y Otero.
En esta reunión quedo fundadas las bases para el nuevo Cuerpo de Bomberos, al final de la misma, para seguir aunando criterios, durante una reunion informal alrededor de una taza de café en el Club Porteño, en la que se hallaban presentes los Sres. Correa y Bonifacio, estos reiteraron su decisión tomada de formar parte del nuevo Cuerpo de Bomberos Voluntarios. Mientras tanto los Costalonga y los presentes lanzaron la idea de incorporar al Cuerpo los allí presentes, con la salvedad de que por sus servicios «no habría de pagárseles nada».
Entonces surgieron las primeras incorporaciones voluntarias de quienes junto a Correa y Bonifacio, serian los primeros Bomberos Voluntarios de General Rodríguez: Bernardo Dithurbide, Celestino Montes de Oca, Leovegildo Montes de Oca, Juan Voitovich, Marcos Peñaba y Preax, a los que se sumaria Roberto «Chochito» Petinatto, quien, por haber prestado servicios en la Marina y tener conocimientos sobre extinción de incendios, seria el primer Oficial de Cuerpo.
El 9 de julio de 1957 quedo oficialmente creado el Cuerpo de Bomberos Voluntarios de General Rodríguez.
El primer acto lo constituyo la salida para concurrir a los actos del aniversario de la Declaración de la Independencia.
Todavía sin bandera, sin Comisión Directiva elegida y sin móviles ni implemento, se había puesto la semilla fecundada de una obra que merecía el apoyo y el aplauso de toda la población.
Recordar nuestro pasado, para honrar nuestro presente y ser mejores en nuestro futuro.