Moreno, sacudido por el sangriento homicidio de Nicolás Castillo, muestra un enorme desfasaje en la relación de policías con respecto a la cantidad de población que habita el distrito. Días atrás el concejal Néstor Joao (PRO) denunció que existe un uniformado casa mil habitantes. Una cifra irrisoria.
El intendente Mariano West, que durante los días posteriores al asesinato de Nicolás Castillo eludió el contacto con la prensa local -más conocedora de la realidad de Moreno que los medios capitalinos-, fue abordado en el acto realizado en General Rodríguez -en el cual la presidenta de la Nación Cristina Fernández de Kirchner asistió a la colocación de la piedra fundamental de la planta fabril de la empresa multinacional AGCO el pasado miércoles 11 de julio- por las cámaras de Telered e interrogado respecto a las declaraciones de Joao “no es una denuncia, es una cuenta clarita. La relación es de 1.1 o 1.2 policías cada mil habitantes. Es lamentable. Pero no ocurre solamente en Moreno, sino en toda la provincia. La cantidad de policías bonaerenses no ha crecido de la misma manera que la población”.
Sin dudas, el crecimiento de la plantilla de uniformados no será la solución última en la cuestión de la inseguridad. Hay factores que influyen directamente como la deficiente distribución de la riqueza, la pérdida de fuentes laborables, la alta deserción escolar, la ausencia de incentivos de crecimiento y la merma en la movilidad social. Datos por demás reveladores y que son partes integrantes de un proceso de desmembramiento social que se desarrolla desde hace años. Revertir esta espiral negativa y de destrucción llevará décadas al menos. La inclusión -una palabra muy de moda- con políticas activas y sustentables en el tiempo es clave para sortear la difícil situación. Pero en lo inmediato, una de las respuestas en la prevención de los ilícitos, es la presencia de policías en la calle, sobre todo cuando esta deficiencia es más que evidente. La realidad en la cuestión criminal está construida con las víctimas de los hechos delictivos. Y es inapelable.
West anunció la llegada de nuevos patrulleros y la creación de tres nuevos destacamentos -en los barrios Casasco, Mariló y 25 de Mayo- aunque la falta endémica de hombres parece conspirar contra estas declaraciones. ¿Quiénes subirán a los móviles? ¿Quiénes ocuparan las nuevas dependencias? Son preguntas válidas. La policía bonaerense -al menos eso señala la información oficial- cuenta con 53 mil efectivos para 16 millones de habitantes. La relación, en este caso, es de un uniformado cada 300 habitantes. También aquí se vislumbra una pésima distribución. West anunció que en estos días llegarían 50 policías, que habrían sido retirados de otras jurisdicciones. Fuentes consultadas señalaron que estos hombres y mujeres trabajaran en operativos específicos para luego regresar a sus lugares de pertenencia, por lo tanto no refuerzan directamente a la policía distrital.
Un tema no menor -al que West calificó como “estratégico”- es la creación de una sede de la escuela de Policía Vucetich en Moreno. El jefe comunal sostuvo que estaría funcionando hacia marzo del año que viene. En el curso del segundo año estarían egresando los primeros oficiales. Pero si no cambia la política de seguridad de la provincia -como botón de muestra, las modificaciones impulsadas por el entonces ministro Arslanian, con el cambio de denominaciones jerárquicas y la irrupción de los capitanes en lugar de los comisarios tuvo que ser desactivada y no produjo ningún resultado positivo e incluso desorientó a los miembros de las fuerzas de seguridad-, los inscriptos no serían suficientes.
Respecto a este último tema, West señaló que “Sin dudas falla la política de seguridad de la provincia. Es un problema estructural y de presupuesto escaso que hace mella. Se debe revertir. La provincia debe administrar sus fondos de una manera más equilibrada y hacer propuestas en aquellas cosas en que claramente se falla. Hemos perdido hombres muy capaces en manos de la Metropolitana -a modo de ejemplo un oficial Principal de la policía bonaerense con 15 años de servicio cobra casi el mismo sueldo que un hombre recién egresado de la Policía Metropolitana-. Hay menos policías que años anteriores, entonces algo está fallando”.