Miles de jóvenes y familias del país llegaron este 5 de octubre a la basílica de Nuestra Señora de Luján, tras caminar más de 60 kilómetros desde el santuario de San Cayetano, en el barrio porteño de Liniers.
La 51ª Peregrinación Juvenil se desarrolló bajo el lema «Madre, danos amor para caminar con esperanza», en medio de altas temperaturas y de una lluvia intensa en el tramo final del recorrido.
Pidió confiar en la mirada tierna y compasiva de la Virgen, que «conforta nuestras vidas y nos sostiene en medio de las cruces personales, de los dolores y de las tristezas», y animó a los peregrinos a no abandonar el compromiso con un país más justo y fraterno.Seguimos caminando, no aflojamos «Con una Madre así, y a pesar de tantas cruces pesadas que carga nuestro pueblo, seguimos caminando; no aflojamos y nos comprometemos a no abandonar los sueños», afirmó, exhortando a vivir la esperanza como confianza, gratitud y fortaleza frente a la adversidad.
Monseñor García Cuerva aseguró que «hay muchos hermanos en nuestro país que ya no tienen fuerzas para seguir, no encuentran sentido al camino de sus vidas y han detenido su marcha», y advirtió: «Les pesa demasiado la pobreza, las consecuencias del narcotráfico, las enfermedades, la soledad».
«Por ellos también peregrinamos, los traemos en la mochila del alma, porque no queremos ser un pueblo indiferente ante tanto dolor, ni tampoco dejarnos ganar por la impotencia del no se puede», agregó.Finalmente, el arzobispo porteño invitó a los fieles a llevar el impulso de la peregrinación a la vida cotidiana: «Podremos detener nuestros pies para descansar, pero no detendremos el corazón, porque estos corazones volverán a sus hogares movilizados por el amor de una Madre que nunca nos deja solos y nos anima a caminar con esperanza».
Al finalizar la celebración eucarística, monseñor García Cuerva pidió un fuerte aplauso para los peregrinos y voluntarios que acompañaron en el camino.
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