Gamael Gabriel Guzmán tenía 12 años. Falleció en el hospital Garrahan el pasado miércoles. Había sido encontrado en su casa de La Reja con un balazo en la frente. Los investigadores sospechan de su primo de 15 años.
Un nene de 12 años murió durante la madrugada del pasado miércoles 27 de mayo en el hospital Garrahan como consecuencia de un balazo que recibió en su cabeza. El chico llegó al nosocomio capitalino derivado desde el hospital Mariano y Luciano de la Vega. Había ingresado al filo de la medianoche del lunes 25 de mayo.
La víctima fue identificado como Gamael Gabriel Guzmán de 12 años. Era alumno, revelaron las fuentes, de la escuela primaria Nº 12 del barrio Los Eucaliptus, en Francisco Álvarez.
Según la información que trascendió de personas vinculadas a la investigación, el nene fue encontrado gravemente herido por su padre -que trabaja como remisero- en su vivienda ubicada en la esquina de Beato Escrivá de Balaguer (ex Argentinidad) y Carlos de Linneo, del barrio Los Manzanares de la localidad morenense de La Reja. Quien avisó al progenitor fue un primo del chico, un menor de 15 años.
Este adolescente habría ido a visitar a su primo. Habría testimoniado que encontró a Gamael Gabriel Guzmán herido y por eso advirtió a su tío. Pero los investigadores dudan de esta versión por dos cuestiones fundamentales.
La primera de ella que los peritajes realizados por personal de la Policía Científica habrían concluido que ninguna abertura había sido forzada. Tampoco hallaron un arma en las cercanías de donde se habría encontrado el cuerpo de Gamael Gabriel Guzmán. En medio de la cocina comedor se hallaba un colchón tirado en el piso y manchas de sangre. Por lo tanto alguien ingresó a la casa con la anuencia del chico -el único morador en esos momentos porque su padre estaba trabajando- o contaba con la llave de la puerta. en base a esto, los pesquisas sostienen que Guzmán conocía a su agresor. Además no habría faltado ningún objeto de valor en la vivienda.
La segunda cuestión que genera sospechas en los investigadores está dada por el arma. Como se mencionó no fue encontrada en la casa, por lo tanto alguien se la llevó. Sería de un calibre chico, por la poca cantidad de sangre encontrada en el colchón y en las inmediaciones del mismo. Un plomo similar a un calibre 22 fue extraída de la cabeza del chico en la operación de autopsia. Pero hay un dato fundamental que sería la punta del ovillo para desentrañar este misterio.
Una vez que el padre de Gamael Gabriel Guzmán llegó a la casa, trasladó en su auto al herido hasta el hospital de Moreno. Lo acompañó éste adolescente. El padre se quedó en el centro sanitario, mientras el joven abandonó el lugar. A pocas cuadras del nosocomio fue detenido por un móvil del Comando de Patrullas Comunitaria y se le secuestró un revólver calibre 22. Al ser un menor inimputable, no tener acreditado ningún delito más allá de la posesión del arma, la justicia de menores dispuso la entrega a sus padres.
En los próximas días se realizará un cotejo entre el revólver secuestrado y el plomo extraído de la cabeza de Gamael Gabriel Guzmán. Si las pericias concluyen que corresponden, la justicia ordenaría la captura del adolescente, aunque las fuentes consultadas no son optimistas respecto a que sea hallado. Hasta ahora toda la evidencia sería circunstancial.
La gran incógnita gira en torno al móvil: ¿Se trató de un accidente, de un macabro juego tipo ruleta rusa o de un homicidio premeditado?