Pese a que todas las áreas municipales rodriguenses han tenido en extenso fin de semana, luego del temporal suscitado el miércoles 4 de abril, seguramente la secretaría de Salud y Acción Social y la Delegación las Malvinas, serán quienes deberán seguir desarrollando intensas actividades, con el fin de restablecer en el menor tiempo posible, el normal andamiaje de la zona afectada.
Los titulares de ambos espacios, Martín Durañona y Pablo Vilchez, hicieron un análisis de la situación. Este último comenzó diciendo: “Fue una situación muy dura la que nos tocó vivir. De un momento a otro estuvimos sin poder comunicarnos y con zonas inaccesibles por medio de vehículos. Igualmente en unos 45 minutos pudimos juntarnos en la delegación y desde allí dirigir los trabajos más urgentes.
Realmente cuando a la mañana tuvimos luz nos dimos cuenta de la real magnitud del tornado y nosotros que pensábamos que habíamos avanzado mucho con la ayuda, nos dimos cuenta que no llegábamos a cubrir ni el 10 por ciento de las necesidades básicas de la gente damnificada”.
Por su parte Durañona apuntó: “Hubo gente del centro que no tomó conocimiento de lo que fue el vierto y la lluvia. Muchos de ellos no creían lo que contábamos y tuvieron que ver las imágenes para notar el desastre natural que se había producido. Fue como una película de ciencia ficción, pero en tiempo real”.
Tanto la delegación Las Malvinas como la secretaría de Acción Social dividieron las tareas. Los afectados a Vilchez intentaron sacar las ramas que entorpecían el paso vehicular por las principales arterias (Sargento Cabral, Corrientes, Hernández, Mercedes, etc.); mientras que los coordinados por Durañona se plantearon la creación de los dos vivac sanitarios que tuvieron su sede en las escuelas Nº 19 de la calle Hipólito Yrigoyen y el segundo y más importante en la Escuela Nº 14 del barrio Güemes.
“Hubo gente que estuvo trabajando dos días sin dormir, pero todos coincidíamos en que nada se compara con las miles de personas que han perdido todos sus bienes en pocos minutos”, manifestó Durañona destacando la labor de los empleados y voluntarios que ayudaron desde un primer instante. Luego añadió “Creo que a decir verdad, ningún municipio estaba preparado para tener que soportar el paso de un tornado. Por éste motivo debo decir que hicimos todo lo que estuvo a nuestro alcance y lo seguiremos haciendo en pos de poder regularizar la situación en todo el distrito”.
Respecto a las quejas que se dieron por no poseer un centro de evacuados en el barrio Altos del Oeste, el secretario de acción social comentó: “Se pensó en un momento, pero no teníamos un lugar óptimo para desarrollarlo. Por ese motivo es que lo hicimos en Güemes y desde allí distribuimos toda la ayuda a los demás sectores aledaños”.
En su alocución el funcionario destacó la labor del personal de la escuela. “La directora y los demás docentes vinieron apenas se enteraron de lo ocurrido e inclusive muchas maestras vinieron de otros distritos a dar una mano”, recalcó Durañona quién se mostró molesto ante declaraciones que indicaban que no hubo respuesta adecuada para los sectores de Almirante Brown y Altos del Oeste. “Esto no es cierto, nosotros entregamos viandas y agua a todas las zonas. Lógicamente no pudimos estar en todos los lugares a la vez, pero ningún sector recibió más que otro”, sentenció.
Vilchez por su parte comentó: “A mi emocionó ver como la gente, a pesar de haber tenido que sufrir problemas en su vivienda, agarraba una motosierra y se ponía a trabajar codo a codo con nosotros. Hoy me sería muy difícil reconocerlos a todos porque la ayuda fue anónima, pero desde ya les agradezco su colaboración”.
El delegado de Las Malvinas reconoció que la llegada del ejército fue muy útil. “Ellos terminaron de hacer una labor gruesa de sacado de árboles caídos en lugares de riesgo para la población”.
Uno de los temas que no se pudo evitar, fue el aprovechamiento de ciertas personas que vendían el agua a precios astronómicos o bien alquilaban a 50 pesos un grupo electrógeno para llenar los tanques. “Hemos podido ver un camioneta que llevaba un equipo electrógeno en la caja y que alquilaban el mismo para llenar los tanques. Ante ello poco es lo que pudimos hacer, aunque ellos lógicamente no actuaban con la anuencia del municipio”, dijo Durañona. Por su parte Vilchez agregó: “El intendente pudo conseguir varios equipos que fueron colocados en viviendas particulares. Nosotros les dábamos la nafta y a cambio ellos solamente tenían que poner un cartelito en la puerta donde comunicaban que había agua para todos los vecinos”.
Según explicaron, un episodio similar se dio con los celulares. Aquellos que tenían luz cobraban por cargarlos, algo que parece utópico pasó en el momento de mayor emergencia en el distrito.
Cerrando el diálogo, el pedido que se hizo para poder paliar parte de los acontecimientos, era de pañales y zapatillas. Los mismos son recibidos en la secretaría de Acción Social con sede en Cherubini 450 en la zona sur de General Rodríguez.