Entre las medidas del segmento generación, se encuentran la importación de energía y potencia de Brasil en días críticos; la gestión con Paraguay para aumentar los intercambios de Yacyretá y el diseño de un mecanismo de incentivos a la disponibilidad de generadores térmicos.
A su vez, en el sector transporte, se trabajará en la disponibilidad de cuatro transformadores de reserva, mientras que en el segmento distribución se establecerá un mecanismo de gestión de reducción de demanda a los grandes usuarios (industrias), voluntario, programado y remunerado.
Además, el Ente Nacional Regulador de la Electricidad (ENRE) instruirá a las empresas distribuidoras del AMBA (Edenor y Edesur) a presentar un Programa de Atención de Contingencias para sus nodos críticos.
Entre las acciones que llevará adelante el Gobierno nacional no están previstos los cortes programados a usuarios residenciales.
Estas medidas son imprescindibles por la crisis que vive el sector energético debido a la falta de inversión y mantenimiento en los últimos 20 años, que llevaron al sistema al borde del colapso. Por esta situación crítica, el Gobierno en el inicio de su gestión declaró la emergencia del sector energético nacional en todos sus segmentos: generación, transporte y distribución.
A esto se suma particularmente durante el verano la parada técnica de la Central Nuclear Atucha I; la situación coyuntural hidrólógica de Brasil; y las extensas olas de calor que se pronostican, que demandarían 30.700 MW, superando así el pico histórico de 29.653 de febrero de este año.
El Gobierno está trabajando de forma planificada, 3 meses antes del verano, para tomar las medidas necesarias que ayuden a evitar cortes de luz a hogares residenciales.
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