Trenes en vía muerta: malos servicios y ramales cerradosDespidos de trabajadores ferroviarios, abandono de ramales y malos servicios. Esas tres características afectan a la red de trenes de Argentina. El gobierno anunció recientemente que comprará sin licitación 150 vagones para destinarlas a las líneas que recorren el AMBA, ¿Pero cuál es el estado actual del sistema en Argentina?Bajas frecuencias de servicios, cancelaciones y suspensiones. Cóctel explosivo en los trenes del AMBA-Desde su asunción, el presidente Javier Milei y su equipo han impulsado una profunda transformación del sistema ferroviario argentino con foco en la reducción del Estado, la privatización y los ajustes presupuestarios. En 2024, la empresa Trenes Argentinos Capital Humano (DECAHF) fue disuelta por considerarse “una empresa que no operaba trenes y duplicaba funciones” y 1.388 empleados fueron despedidos.Sin embargo, luego de seis meses de haber aplicado una política de recorte de subsidios y reducción de personal y tras el choque de trenes de la línea San Martín que dejó más de 90 heridos en mayo de 2024, el presidente Javier Milei y el ministro de Economía, Luis Caputo, resolvieron declarar al sistema ferroviario en estado de emergencia.De esta forma, se propuso un plan de obras bianuales que ascendía a $1,3 billones y debía reactivar trabajos paralizados y licitar proyectos urgentes: incluía el reinicio de obras de señalamiento, reparación de vías y estaciones, adquisición de nueva maquinaria y reparación del material rodante actual. Con el objetivo de afrontar las inversiones prioritarias destinadas a garantizar la seguridad operativa de los servicios ferroviarios, fue aprobado principios de junio del año pasado mediante el DNU 525/24 y el decreto 526/24.No obstante, el programa que contemplaba 226 obras consideradas indispensables y urgentes se encuentra notoriamente demorado: a siete meses de vencer el plazo del plan bianual, solo cerca de 60 están en ejecución. Los datos oficiales muestran que se pusieron en marcha menos de un 30% de las inversiones comprometidas para el período 2024-2026, mientras que el resto quedó paralizado por falta de fondos y demoras administrativas. Hace pocos días, e gobierno anunció recientemente que comprará sin licitación de 150 vagones para destinarlas a las líneas que recorren el AMBA.Ramales abandonados y trabajadores ajustadosEl sector ferroviario sufre las consecuencias de los recortes presupuestarios afectando la operatividad y la seguridad. Un motorman de la línea Sarmiento, que prefirió no revelar su identidad y trabaja en el servicio desde hace nueve años, comentó: “Hay señales que andan mal, en algunos tramos el estado de vías está deteriorado y cuando se rompe algo cuesta mucho conseguir los repuestos para que las formaciones vuelvan a servicio. Se necesita mayor inversión en general, el funcionamiento óptimo de las instalaciones repercute directamente en el desempeño de nuestro trabajo”.María Andrea Pirruccio, trabajadora en el sector de boletería de la línea Sarmiento hace 20 años y delegada gremial de la Lista Bordó, también expresó su preocupación: “Hoy el estado del sistema ferroviario es bastante deplorable. Otra vez están desguazando trenes para arreglar otros y poder garantizar un servicio. En los talleres no hay tuercas ni arandelas, se rompe una herramienta y no hay para reponer, todo está funcionando así”, explicó, haciendo énfasis en el deterioro de las formaciones, las vías y las estaciones.
El Plan de Emergencia Ferroviaria tiene otra arista: otorga al Estado facultades para suspender o eliminar servicios argumentando el deterioro estructural de la red. Así, el sistema ferroviario nacional empezó a perder servicios de pasajeros por el cierre de ramales y estaciones. Alberto Müller, economista especializado en transporte, explica que el sistema se ha reducido, sobre todo, en la Región Pampeana: “La red no fue renovada ni ha recibido mantenimiento profundo, está en estado bastante malo. Los trenes de pasajeros que tardaban 19 horas hoy en día demoran 30” -como es el caso del recorrido Retiro – Tucumán que circulaba con mayor lentitud hasta su reciente cese del servicio-.Entre los servicios suspendidos “temporalmente y hasta nuevo aviso” y los cerrados en forma definitiva se encuentran Once – Pehuajó, Córdoba – Villa María, La Banda – Fernández, General Guido – Pinamar, Constitución – Bahía Blanca y aquellos que conectaban Buenos Aires con Palmira (Mendoza), Justo Daract (San Luis), Córdoba y Tucumán. “Los servicios de pasajeros interurbanos han dejado prácticamente de existir. Solo los corredores Buenos Aires-Rosario y Buenos Aires-Mar del Plata cuentan con un tren diario o más”, afirmó Müller.
En los distintos casos, las autoridades atribuyeron las suspensiones a la baja demanda, los altos costos de mantenimiento, el tiempo prolongado de viaje y demoras, el deterioro de las vías y los elevados costos de reparación que hacen “imposible” la continuidad del servicio. Servicios turísticos como Mercedes – Tomás Jofré o ramales como Rosario – Cañada de Gómez dejaron de operar después de distintos accidentes; la infraestructura nunca fue reparada y el tren no volvió a funcionar.
Viajar en tren el AMBA: un suplicio desde hace años
Al cierre de estos servicios de larga distancia y regionales, se le suman las constantes cancelaciones o las demoras excesivas en los servicios del AMBA. Müller, al respecto, explica que la falta de inversión en infraestructura y mantenimiento trae como consecuencias el deterioro de las condiciones de circulación, reflejado específicamente en los descarrilamientos y la velocidad.
Erina Mizuta, vecina de Marcos Paz, utiliza el Tren Sarmiento en los ramales Merlo – Lobos y Moreno – Once para trasladarse hasta Ciudad Universitaria, recorrido que realiza al menos cuatro veces por semana. “El servicio no es adecuado para la cantidad de gente que viaja todos los días, un tren cada 10 minutos no lo llega a cubrir. En estos últimos meses bajó la frecuencia, hay veces que estoy esperando 15 o 20 minutos que llegue el tren. También tarda más en hacer el recorrido, algo que capaz antes tardaba 50 minutos ahora lleva más de una hora”, explicó.
“En este último tiempo siempre hay inconvenientes, hay demoras y cancelaciones constantemente. También hay momentos en los que el tren va muy lento y otros en los que se queda parado por 10 o 15 minutos y uno nunca sabe por qué”, manifestó Mizuta. Conforme a esto, Pirruccio explica que uno de los reclamos de los pasajeros es, efectivamente, que el tren anda despacio: “La gente se queja, pero la realidad es que las señales no funcionan bien y los trenes tienen que andar con precaución para evitar un accidente”, comentó, demostrando que la prioridad gubernamental no está puesta en el mejoramiento de las condiciones ni en la seguridad de los pasajeros.
La experiencia de profesionales, trabajadores y pasajeros demuestra que el Plan de Emergencia Ferroviaria que se encuentra actualmente en ejecución, poco tiene que ver con la efectiva inversión en seguridad operativa del servicio ferroviario nacional. El ajuste, la falta de mantenimiento y la desinversión se traducen en demoras y cancelaciones constantes en los servicios del AMBA, cierre de ramales a nivel país, descarrilamientos, viajes más largos, menos frecuencia y una mayor congestión. Mientras tanto, los gremios ferroviarios reclaman inversión en el sistema para garantizar que sea un servicio seguro y constante: “Que arreglen todo lo que hay que arreglar para evitar un accidente, es necesario garantizar la seguridad del viaje de todos en el día a día”, concluyó Pirruccio.
ANUNM


