La búsqueda de un cadáver se ha convertido, en los últimos días, en uno de los objetivos principales de los uniformados pertenecientes a la Jefatura Distrital Moreno de la Policía Bonaerense. El misterio rodea a la desaparición de Luis Volpe, alias “Ojito” o “Metra”, quien sería un conocido delincuente de la zona de Francisco Álvarez, cuyo paradero es desconocido desde la noche del viernes 27 de abril, aunque existe una fuerte presunción de que fue asesinado ese mismo día por un sujeto que ya fue detenido.
Los datos obtenidos por fuentes vinculadas a la investigación, indican que una mujer se acercó a la comisaría seccional, durante la noche del viernes 27 de abril, para radicar una denuncia por la desaparición de Luis Volpe. La declarante sería la ex concubina de Volpe, un hombre de 31 años de edad, quien poseería antecedentes policiales y estaría radicado en la zona de Francisco Álvarez. La mujer era presa de una gran nerviosismo y temía por la suerte de Volpe.
Ya durante la mañana del sábado, la denunciante se acercó a la dependencia policial para ampliar su declaración. Ante el oficial instructor la mujer relató que poseía datos que Volpe había subido a un Ford Focus Gris, acompañado al menos por dos hombres. Uno de ellos sería Pablo S., de 42 años, una persona que se dedicaría a la comercialización de estupefacientes en la zona y que habría purgado, años atrás, una condena en una unidad carcelaria de máxima seguridad. Algunos testigos habría confirmado esta versión.
Inmediatamente el personal de la Comisaría 6º de Francisco Álvarez, conjuntamente con uniformados de la Jefatura Distrital de Moreno, comenzaron una investigación. Con el acompañamiento de la Unidad Fiscal de Instrucción Nº 3 del Departamento Judicial de Moreno y General Rodríguez -cuya titular es la Dra. Luisa Pontecorvo-, los funcionarios policiales iniciaron una pesquisa, haciendo foco en el accionar de Sandoval.
Informantes vinculados al mundo del hampa, ante la presión de la policía, revelaron que Pablo S. habría asesinado a Volpe. El motivo: una disputa vinculada al negocio de drogas. Los sucesos rozarían una novela negra. Pablo S. subió a Volpe a su vehículo, y luego de recriminarle cuestiones vinculadas a la comercialización de estupefacientes, le habría disparado repetidas veces. Pablo S. se habría desecho del cuerpo en la zona cercana a la Ruta 6, en un campo en la jurisdicción de General Rodríguez, límite con el partido de Luján.
Una discreta vigilancia en el domicilio de Pablo S., en la localidad morenense de Cuartel V dio sus frutos. Pablo S. cometió un delito menor que motivó la intervención policial. El sujeto intentó darse a la fuga, y los investigadores ingresaron en la finca, y amparados en el artículo 222 del Código Procesal Penal de la provincia de Buenos Aires, realizaron un allanamiento de emergencia. En el interior de la vivienda, los funcionarios hallaron una pistola Browning Hi Power 9 mm, con 9 balas en su interior. También encontraron una escopeta calibre 16. Ambas armas tenían las numeraciones suprimidas. A raíz de estos secuestros se labraron actuaciones por los delitos “Tenencia de armas de guerra y encubrimiento agravado”. Pablo S., oponiendo una fuerte resistencia, quedó detenido a disposición de la justicia. Estos secesos se desarrollaron el pasado sábado 12 de mayo, quince días después de la desaparición de Volpe.
El volumen de la información recibida motivó que, en el mediodía del lunes 14 de mayo los uniformados rastrearan, junto a peritos y perros entrenados, varios predios lindantes con la Ruta 6 y la Autopista del Oeste. El accionar tuvo un resultado negativo.
A la par de este hecho, los pesquisas secuestraron el vehículo que utilizaba Pablo S., un Ford Focus gris, con vidrios polarizados. Un minucioso examen por parte de los peritos permitió determinar que en el asiento del acompañante se encontraban máculas de sangre. También cabellos. Una campera liviana, propiedad de Pablo S., tenía una importante cantidad de manchas hemáticas. En las últimas horas, se le solicitaron muestras a los familiares de Volpe, para determinar las huellas genéticas. De esta manera se podría determinar si los rastros encontrados en el vehículo corresponden a Volpe.
Los investigadores desarrollan un trabajo minucioso. Aunque son conscientes que sin el cuerpo de Volpe, probar el delito es harto difícil. Una fuente consultada considera que es muy posible que Pablo S., ante la posibilidad de ser acusado por la desaparición de Volpe, habría cambiado el destino del cuerpo. Por este motivo, hallar a Volpe se convirtió en el principal objetivo de la policía, aún sin resultados satisfactorios.
Un cuerpo en busca de un homicida
Durante la tarde noche del lunes 30 de abril, apareció el cuerpo sin vida de un joven a la vera de la Autopista del Oeste, a la altura del kilómetro 43, a metros del puente Gorriti. De contextura delgada, cabello negro y tez morena, vestía una camiseta del Club Banfield. Al pie de una importante arboleda, el cadáver presentaba dos orificios de bala en el sector izquierdo del abdomen.
El personal de la Policía Científica evaluó que ese lugar no era la escena del crimen primaria, debido a la ausencia de manchas de sangre sobre el césped. Los investigadores consideraron que el joven fue ultimado en otro lugar y posteriormente trasladado a la zona, aprovechando el intenso tráfico, para encubrir la huida en la gran cantidad de vehículos que circulaban por la calzada durante ese fin de semana largo.
Casi una semana se tardó para su identificación. Como seña particular la víctima tenía una serie de tatuajes de los denominados “tumberos”. Una consulta al registro de antecedentes a través de las huellas dactilares, solicitado por el gabinete criminológico de la Comisaría 6º de Francisco Álvarez, permitió determinar que se trataba de Gonzalo Alfredo Sanabria, de 28 años de edad. Había estado encarcelado en un penal por delitos contra la propiedad, y gozaba, al momento de su muerte, de un régimen de libertad condicional. Posteriormente su cuerpo fue identificado por parientes cercanos, quienes están radicados en el sur del conurbano bonaerense.
Su muerte aún es un misterio. Sanabria se había mudado meses antes al barrio Maravilla del Oeste de General Rodríguez. El asesinato continúa impune. Pocas pistas se cuentan para esclarecer el macabro hallazgo.