Un delincuente fue abatido y una oficial de Policía gravemente herida en un dramático enfrentamiento que se produjo en el barrio Parque del Oeste. El hampón muerto estaba prófugo por un homicidio ocurrido el año pasado en el barrio El Quijote y además tenía antecedentes por venta de drogas.
La siguiente reconstrucción se realizó con el relato de distintas fuentes y es una terrible historia de locura, sangre y muerte. Por momentos es realmente increíble. Seguramente en las próximas horas se sumarán datos. Sobre todo en torno a la evolución del estado de salud de la oficial de Policía gravemente herida e internada en el hospital provincial Mariano y Luciano de la Vega de Moreno, donde los galenos, con mucho esfuerzo, lograron estabilizarla.
Todo comenzó pasadas las 15 horas de este lunes 22 de abril en el barrio Parque del Oeste de Cuartel V, en las cercanías de la rotonda que conforman la Ruta 25 y la Ruta 24. Julio César Morales, de 36 años, fue hasta la casa de otro sujeto a enfrentarlo. Tenían problemas y Morales los quería resolver a los tiros. Le llenó de plomo el frente de la vivienda. Trascendidos indicaron que el móvil de la acometida fue el robo de una moto. Quién era la víctima y quién el victimario, lo dilucidará la investigación. En realidad poco importa.
Los vecinos salieron en defensa del atacado y apedrearon a Morales. Luego le propinaron una innumerable cantidad de golpes de puño y patadas. Alguien llamó a la Policía y a los pocos minutos llegó personal de la UTOI (Unidad Táctica de Operaciones Inmediatas), un cuerpo de elite de la bonaerense. Lograron rescatar a Morales, en medio de la violenta avanzada de los lugareños.
Ante la magnitud de las heridas y la profusa cantidad de sangre que emanaba de la testa de Morales, lo trasladaron a la UPA 12 (Unidad de Pronta Atención) de Cuartel V, distante a unas diez cuadras. Literalmente tenía un enorme tajo en la cabeza que permitía observar el blanco cráneo. Los médicos decidieron derivarlo al hospital provincial Mariano y Luciano de la Vega, nosocomio de referencia de este centro sanitario.
Para tal fin, lo hicieron subir a una ambulancia. Ya a esa altura, los uniformados habían informado de la reyerta a la UFI Nº 4 del Departamento Judicial de Moreno y General Rodríguez a cargo del Dr. Federico Soñora. Le habían secuestrado una pistola calibre 22 cuando lograron extraerlo de la furia vecinal. Desde la fiscalía ordenaron que lo aprehendieran acusado de “tenencia ilegal de arma de uso civil y abuso de arma”. Pero los oficiales no pudieron subir al móvil de traslado, supuestamente por negativa de los profesionales de la salud.
La ambulancia partió rauda hacia el centro de Moreno. El patrullero que acompañaba la perdió de vista. Cuando la unidad blanca disminuyó la velocidad saliendo de la rotonda de Ruta 24 y tomando por la Ruta 25, Morales se levantó de la camilla, se arrancó los electrodos de monitoreo (los chupetes que se colocan en el pecho), forzó la puerta y saltó. Si, como en una película.
También seguía a la ambulancia una Chevrolet Meriva. En esta camioneta viajaban la hermana, la pareja y un conocido de Morales. Lo levantaron de la Ruta. Segundos después llegó el móvil de la UTOI. El personal habló con los médicos y radiaron la alarma de la evasión. La zona se comenzó a saturar de Policías.
A menos de 300 metros, una camioneta del Comando de Patrullas de Moreno interceptó a la Meriva. Bajaron los dos uniformados. Identificaron a los ocupantes. Habían pasado apenas unos minutos de las 16. Salió Morales del vehículo y se trenzó en lucha con una oficial. Luego de aplicarle unas trompadas, la despojó del arma reglamentaria y comenzó a correr. El otro policía lo siguió a pie. Y se generó el primer tiroteo. Milagrosamente no hubo heridos.
Morales se refugió en la casa de su pareja, sobre la calle Perito Moreno, a menos de 30 metros de la Ruta 25, también del barrio Parque del Oeste. Ya habían llegado otros móviles. Una Oficial de la UTOI, identificada como Florencia Herrera, recibió un disparo en la ingle. La lesión es gravísima. Tirada en el piso, fue rescatada por su hermano, quien es oficial pero del Comando de Patrullas. También él recibió un impacto de plomo, que pegó en el chaleco antibalas. Solo tuvo una contusión. El intercambio fue una lluvia de fuego.
Morales estaba parapetado detrás de unos muebles. Finalmente cinco balas lo alcanzaron. Murió instantáneamente. Absolutamente nadie entendía la locura vivida. ¿Tamaña resistencia por una tenencia de arma?. Cuando llegó la identificación efectiva supieron que tenía un pedido de captura por un homicidio ocurrido el año pasado en el barrio El Quijote, también en Cuartel V.
Matías Félix Sacarías tenía 31 años. Fue baleado en la cara el viernes 31 de marzo del 2023 en la esquina de Bufano y Curapaligue. Fue una disputa por la venta de drogas. La pesquisa señaló a Julio César Morales como el autor material del crimen. Ya tenía antecedentes por ventas de drogas en la zona. Había purgado una condena. Todos los indicios señalan que siguió en la misma actividad delictiva durante este tiempo que estuvo prófugo.
Las pericias quedaron a cargo de la Gendarmería Nacional, ya que las debe realizar profesionales de una fuerza de seguridad diferente a la participante de esta sangrienta refriega. El cadáver fue trasladado a la morgue judicial de Lomas de Zamora, que está bajo la órbita directa de la Suprema Corte de Justicia de la provincia, mientras que la de General Rodríguez depende de la Policía Bonaerense. En el lugar monitorearon los trabajos los Dres. David Salvatierra, Diego Lamas y Francisco Lafalce, secretarios e instructor judicial, respectivamente, de la UFI Nº 4.
Mientras tanto en el hospital provincial Mariano y Luciano de La Vega lograron estabilizar, luego de horas en el quirófano, a la oficial Florencia Herrera. La operación fue muy compleja. Su estado es reservado y grave. Están solicitando dadores de sangre.
Gisella Morales de 34 años, junto a Zaira Rodríguez de 20 y el conductor de la Chevrolet Meriva (del que no trascendieron datos) quedaron imputados de “Resistencia a la autoridad y encubrimiento”. Están aprehendidos, a disposición de la justicia.