La reconocida etóloga y conservacionista británica, cuyo trabajo en Tanzania transformó la comprensión de los primates y el concepto de ‘lo humano’, falleció este miércoles a los 91 años. La última vez que estuvo en Argentina compartiendo su mensaje de acción fue en 2024.

La reconocida defensora de los animales, Jane Goodall, falleció por causas naturales a sus 91 años mientras se encontraba en California en el marco de una gira de conferencias por Estados Unidos, según informó su instituto en un comunicado publicado en redes sociales.
“Mi próxima gran aventura será morir. Si no hay nada luego, eso es todo. Si hay algo, no puedo pensar en una mayor aventura que descubrir qué es”, había comentado Jane -con su clásico tinte de humor- en conferencia de prensa durante su última visita a la Argentina en 2024.
«Los descubrimientos como etóloga de la doctora Goodall revolucionaron la ciencia y fue una incansable defensora de la protección y restauración de nuestro mundo natural», informaron desde el Instituto Jane Goodall.
Jane desafió los métodos científicos tradicionales y rompió barreras para que las mujeres puedan acceder a un campo conformado mayormente por hombres. Con tan sólo 26 años, una libreta, binoculares, zapatillas Converse -y el apoyo de su madre-, se instaló en Gombe, Tanzania, para estudiar a los chimpancés en el año 1960.
Fue criticada por asignarles nombres en lugar de números a los primates, pero esta rebeldía temprana sería la puerta de entrada para documentar emociones y rasgos de personalidad en esta especie, datos que difuminaron la línea entre lo humano y el reino animal.
Entre sus hallazgos más destacados pudo registrar que los chimpancés utilizan y fabrican herramientas y presentan comportamientos sociales complejos, con emociones como alegrías, tristeza, celos y con capacidad de razonar al igual que los humanos.
Una vida dedicada al conservacionismo
“De niña me enamoré de Tarzán, leía sus aventuras de principio a fin y mi único pensamiento era que se había casado con la Jane equivocada”. Así comenzaba su charla en Argentina, en 2015, con un auditorio lleno y entre risas del público ante las ocurrencias de la oradora.
Casi diez años más tarde, en 2024, volvió al país para compartir, una vez más, su mensaje de acción. En esta ocasión, la mayor especialista en primates resaltó la importancia del activismo en jóvenes e hizo hincapié en trabajar en conjunto para cuidar la biodiversidad del planeta.
De científica a activista social
Luego de su trabajo en África, para Goodall era clave continuar con la labor científica y social sobre el estudio de los primates, por lo que en 1997 fundó su propio Instituto.
Para 1991, también creó el programa Roots & Shoots, dedicado a proveer recursos para grupos jóvenes que quieran generar programas y soluciones para la protección del planeta. En la actualidad, el programa está presente en más de 60 países del mundo.
En 2002 la ONU la nombró Mensajera de la Paz: “Trabajó incansablemente por nuestro planeta y por todos sus habitantes, dejando un legado extraordinario para la humanidad y la naturaleza”, publicó la Organización de las Naciones Unidas en sus redes sociales.
Símbolo de resiliencia y esperanza, con más de seis décadas de activismo, su legado continúa vigente y será recordado en las próximas generaciones por haber revolucionado el mundo entero y convertirse en ejemplo e inspiración para una causa común: la protección de los animales y la naturaleza.
Agencia CTyS-UNLaM – Agustina Lima