En los últimos días nos hemos horrorizado con siniestros en los que jóvenes conductores, menores de 21 años, fueron los causantes de verdaderas tragedias viales, tal el caso de las picadas de Haedo o el atropello del ciclista en Lomas de Zamora a manos de un muchacho de 20 años visiblemente alcoholizado.
Esta problemática se repite periódicamente y si bien nos conmovemos en el momento de enterarnos del episodio, inmediatamente ya estamos inmersos en el siguiente caso. Por otro lado las autoridades municipales, provinciales y nacionales no acusan recibo de estos sucesos y prefieren pasar desapercibidos sin hacerse cargo de la situación. La cuestión radica en cómo se comienza a solucionar esta problemática ya que el camino tiene varias ramas a recorrer.
En primer lugar es interesante observar que han hecho los países que están más desarrollados que el nuestro en materia vial. Desde OVILAM realizamos un trabajo de legislación comparada a nivel mundial que arrojó resultados más que interesantes y que iremos desarrollando a continuación:
1. El otorgamiento de la licencia de conducir no es un trámite administrativo: En España, por ejemplo, se requiere de aproximadamente 38 hs de academia de manejo en la que se enseña no solo a conducir el
vehículo sino que también se ven conceptos de física y se estudia la legislación vial en profundidad. En
Australia el proceso para llegar a obtener una “Licencia Plena” demanda al menos 3 años ya que se tienen 3
niveles de licencia. La primera que se obtiene es La Licencia denominada “Learners” o aprendices,
identificada con una “L”, que está destinada para aquellos que manejan por primera vez y han logrado
aprobar los exámenes teóricos y que solo pueden conducir un vehículo teniendo a su lado a otro conductor
que tenga la licencia máxima denominada “Full License”. El “aprendiz” tiene “tolerancia cero” en lo que
respecta a la alcoholemia y su acompañante no puede superar los 0,5 grs de alcohol en sangre.
El segundo nivel de licencia de conducir es la denominada categoría “Probation”, identificada con una “P” y la
obtienen aquellos que habiendo rendido y aprobado los exámenes teóricos y prácticos están en condiciones
de manejar solos, siendo obligados a pegar en el parabrisas, un sticker de color rojo con la letra “P”. Esta
categoría de licencia se mantiene por el término de dos años y también tiene tolerancia cero al alcohol.
El tercer nivel corresponde a la categoría “Full license” y se otorga a aquellos que después de haber rendido los exámenes teóricos y prácticos, demuestren que su licencia original supera los tres años requeridos por las normas australianas. Para esta categoría el límite de alcoholemia es de 0,5 grs de alcohol en sangre.
2. Las autoridades controlan: En todos los países que tienen un bajo nivel de siniestralidad se percibe que las
autoridades de control no son indiferentes a lo que ocurre en las calles. Tienen un rol activo e inteligente
tanto en lo que respecta a los controles móviles de alcoholemia y de drogadicción, como en los controles
“dinámicos”, a través de patrulleros policiales o con vehículos particulares que circulan al ritmo del tránsito observando las maniobras imprudentes y deteniendo a quien viola la ley.
3. El que se excede lo paga: En Suecia y Noruega, donde el límite máximo de alcoholemia es de 0,2 grs alc/ltr de sangre, en el caso de superar dicho límite y hasta 1,0 grs, las multas y penas son de 1,33 a 4 meses de sueldo básico y cárcel de 6 meses a un año. Cuando los valores sobrepasan el umbral de 1,0 grs alc/ltr de sangre ya se considera delito y el caso es judicializado. En el Reino Unido el límite permitido de alcohol en sangre es de 0,8 grs. (el más alto de Europa) pero el hecho de sobrepasar dicha barrera acarrea una multa de 6.000 euros y hasta inclusive la confiscación del vehículo. Pero si un conductor alcoholizado genera un siniestro con muertes puede ser condenado a una pena de prisión de hasta 14 años.
En conclusión, se observa que los jóvenes de menos de 21 años y/o con menos de 3 años de experiencia en el manejo de vehículos tienen límites de alcoholemia más bajos y se es muy estricto para habilitarlos a conducir. Como se vio, los límites inferiores de alcohol en sangre oscilan entre 0,2 y 0,8 grs. (la OMS recomienda 0,5 grs) pero el sobrepasar dichos límites implica multas y penas muy severas, especialmente si se generó algún tipo de siniestro con lesiones graves y muertes.
El modelo a imitar está claro en lo que respecta a legislación pero se requiere de voluntad política para llevarlo
adelante y de un profundo trabajo de educación y concientización que propenda a un cambio cultural significativo.
Fuente: OVILAM