Segunda parte:
Según consta en el expediente judicial que investiga los feroces homicidios de Domingo y Marcos De Palma (y que además fue confirmado por diversos confidentes), Domingo se dedicaba, principalmente, a la piratería del asfalto. Una modalidad de robo que atravesó momentos de gran apogeo en el comienzo de este nuevo siglo. En el año 2012 los maleantes robaban por día, en promedio, unos 4 camiones y camionetas de transporte de mercaderías en la República Argentina.
Las bandas “profesionales” que se especializan en este tipo de asaltos cuentan con un alto grado de organización, con roles definidos y equipamiento tecnológico de avanzada, denominadas “profesionales”; el grupo delictivo que presuntamente lideraba De Palma tendría estas características. Estaría integrada, entre otros, por el hijo y el hijastro de De Palma. Leonardo De Palma y Diego Corrali, respectivamente, fueron detenidos por el robo tipo comando a la empresa Reopen de General Rodríguez.
El sábado 14 de julio del 2012 –una semana después de que desaparecieran Domingo y Marcos De Palma, pero diez días antes de que encontraran el cadáver del padre-, al menos siete delincuentes fuertemente armados y portando chalecos antibalas, coparon la sede de la fábrica ubicada en el barrio Cina Cina –a metros de la Ruta provincial 24 y en las inmediaciones del Arroyo La Choza, un área que combina industrias productoras de distintas manufacturas con granjas porcinas y avícolas- y sustrajeron dos camiones cargados con insecticidas y fertilizantes. Ingresaron a las 17.30, redujeron al personal de seguridad e interrumpieron la señal de las cámaras de vigilancia. Luego huyeron con las dos unidades. El valor de lo robado ascendía a unos 45.000 dólares.
En la desesperada búsqueda de Marcos, cuando ya había sido descubierto el cuerpo masacrado del padre, la Policía allanó en la madrugada del jueves 26 de julio una vivienda en la localidad de San Miguel. También una quinta ubicada en Teniente Origone casi esquina 2 de abril del barrio Pfizer en Moreno Norte. En este último lugar los funcionarios habrían incautado los dos camiones y cerca del 40% de la mercadería sustraída en Reopen. Esa parte de la carga no pudo ser reducida en el mercado ilegal porque le faltaría terminar el proceso productivo. En el lugar detuvieron a Diego Corrali. Días después, en fecha posterior a la terrible novedad del hallazgo del cuerpo de Marcos De Palma, fue apresado Leonardo De Palma, acusado de participar en el robo. A los investigadores les surgió posteriormente una duda: ¿Los ladrones se equivocaron de camiones y eran otros los insumos que tenía como objetivo el atraco? Al menos una de las fuentes planteó esa posibilidad.
La banda que encabezaría De Palma, contaba con un integrante «asiduo»: Pablo Bálsamo. Un delincuente con un frondoso y brutal prontuario delictivo. Los trascendidos indican que tal era su ferocidad que por diferencias económicas producto de una operación, Bálsamo habría baleado en las piernas a su hermano y a otro socio de fechorías. Hoy está preso, condenado por un homicidio. Bálsamo tiene antecedentes por piratería del asfalto –al menos una de las causas ocurrió en Virrey del Pino, partido de La Matanza- y fue investigado por otro asesinato ocurrido en la competencia del Departamento Judicial de Morón. Pero Bálsamo también estuvo prófugo por su supuesta participación en un doble homicidio ocurrido en Morón el 9 de febrero del 2010.
Durante la madrugada de ese día, en el cruce de las calles Lobos e Hidalgo de la localidad de Castelar, a cinco cuadras del shopping Plaza Oeste, dos sujetos fueron baleados dentro de una camioneta Dodge Ram 250. Las víctimas fueron identificados como José Antonio “Cebolla” Sevilla de 32 años y Jorge Julio “Gitano” Coquean de 35 años. Coquean fue acribillado en el asiento del conductor, mientras que Sevilla fue ejecutado de un solo balazo en la cabeza, mientras ocupaba el lado del acompañante. Los peritajes indicaron que los disparos se produjeron desde el asiento trasero de la camioneta que estaba en marcha. Los asesinos –los investigadores presumen que posiblemente eran dos- huyeron a la carrera hacia un auto que estaba estacionado a los pocos metros. Escaparon a los pocos segundos, con rumbo desconocido.
La instrucción de la causa, a cargo de la UFI Nº 1 del Departamento Judicial de Morón, sostiene que las víctimas conocían a sus ejecutores; incluso habrían charlado un buen rato. No les faltó ningún objeto de valor. Entre las ropas de Sevilla se encontró una pistola calibre 9 mm. No atinó a extraerla. Ambos tenían antecedentes por robo agravado y tenencias de arma de guerra. La justicia sospecha que Sevilla era el jefe de una gavilla de piratas del asfalto y Coquean era su lugarteniente.
La camioneta era de Sevilla, quien también era propietario de un Mini Cooper y un automóvil BMW, aunque vivía en una casa a medio terminar en Ciudad Evita. Al menos ese era su domicilio legal. En momentos de su muerte tenía un Rólex auténtico en su muñeca izquierda. Coquean gozaba de libertad condicional y era monitoreado por el Patronato de Liberados de Quilmes. Había salido desde la cárcel de Florencio Varela en el 2006, donde había purgado gran parte de una condena por robo calificado. Estuvo más de cinco años encerrado.
Coquean sería hermano de dos policías, uno exonerado durante la gestión de León Arslanián al frente de la cartera de seguridad de la provincia de Buenos Aires, y el otro en actividad en aquel momento. Además El “Gitano” Coquean frecuentaría a un joven oficial de policía que prestaba servicios en la Comisaría Castelar Sur, la misma jurisdicción donde encontró la muerte, y también vecino de Ciudad Evita. Este uniformado fue detenido por sus colegas de azul a finales de ese mes de febrero junto a Daniel “Tractorcito” Cabrera en la localidad de El Palomar, partido de Morón. Cabrera, y sus tres acompañantes, resistieron a los tiros el accionar policial. Tenían dos pistolas calibre 9 mm y dos .40, además de chalecos antibalas y camperas con la inscripción de la Policía Federal.
El “Tractorcito” Cabrera estaba prófugo de la justicia desde el 2008. Había escapado de la cárcel de Ezeiza donde purgaba una pena de 25 años de prisión. Esa fue la tercera evasión de Cabrera, lo que motivó el apodo de “Rey de las Fugas”. Daniel “Tractorcito” Cabrera integró la tristemente famosa “superbanda” de Luis “El Gordo” Valor a mediados de la década del 80 del siglo pasado.
La hipótesis sobre los homicidios de Sevilla y Coquean es que se trató de un ajuste de cuentas. Los trascendidos indican que Sevilla no habría rendido el total del dinero de un importante asalto a un camión y que se quedó con un “vuelto” que debía repartir con otro grupo que participó en el “operativo”. Los confidentes señalaron que Bálsamo estaría involucrado en la ejecución junto a otros cómplices. No quedó claro, al menos en la pesquisa, qué grado de participación habría tenido. Domingo De Palma le habría comprado una avioneta a Sevilla un tiempo antes. La transacción se realizó, pero la transferencia de la aeronave quedó trunca debido a la muerte de “Cebolla” Sevilla.
Meses antes de las muertes de Domingo y Marcos De Palma, Bálsamo estuvo prófugo. Las fuentes afirman que De Palma le aportó distintos escondites a Bálsamo. Tiempo después este último fue arrestado. En este caso por un homicidio en riña, donde habría sido muerto un joven.
Distintos y transitorios integrantes tuvo la pandilla que lideraría De Palma . Entre ellos “Cristian” quien purgó una condena en la Unidad Carcelaria Nº 5 de poco más de 10 años por un homicidio agravado en jurisdicción del Departamento Judicial de Mercedes –al que en ese tiempo aún pertenecía el partido de Moreno-. La banda estuvo en la mira de la justicia en distintos momentos. Todos fueron identificados por los investigadores. Uno de ellos, conocido como el “Perro” y también como “Jackie Chan”, fue finalmente acusado del secuestro de Domingo y de Marcos De Palma y del asesinato del primero. Los caminos que toman las pesquisas son a veces inescrutables. Y modifican las creencias iniciales. Amén.
(segunda parte – continuará)