Dos detenidos, el secuestro de un arma de fuego y de un chaleco antibalas robado a una oficial de la Policía de Seguridad Aeroportuaria fue el resultado de una serie de allanamientos realizados por la Policía de la provincia, en el marco de una investigación impactante. Se trata de integrantes de la banda conocida como de “Villa Anita”, por el barrio morenense donde se afincan la mayoría de sus integrantes. Justamente serían alrededor de 25 los jóvenes que pertenecen a esta gavilla y se le imputan más de 300 asaltos desde diciembre del 2021. Además hay al menos tres homicidios directamente vinculados a su accionar. La peligrosidad de estos delincuentes queda plasmada en la siguiente cronología.
Muerte por un antagonismo barrial
Una muerte fue el motivo por el cual la banda de “Villa Anita” salió del ostracismo. Al menos más allá de los confines de su zona de pertenencia y sometimiento a sus propios vecinos. El domingo 12 de marzo se produjo una balacera que terminó con un joven muerto. El suceso ocurrió sobre la calle Reservistas Argentinos, cerca de las 23 horas. Pero el drama había comenzado horas antes.
Las fuentes consultadas indicaron que durante la tarde de ese domingo un grupo de muchachos se habían reunido en una quinta y había circulado alcohol y drogas. Los ánimos se exacerbaron y reflotaron las viejas rivalidades. Lucas Benítez de 23 años se habría peleado a puños limpios con otro joven por la relación amorosa con una chica, pero el conflicto era más profundo.
Lucas Benítez vivía en Moreno 2000, el otro joven en Villa Anita. Los barrios solo están separados por la calle Güemes. Luego del incidente, Lucas Benítez circulaba en moto con su primo cuando son cruzados por un auto y una moto. Desde estos vehículos comenzaron a disparar. A Benítez lo alcanzó un balazo en la espalda.
Trasladado al hospital, aún consciente, pudo identificar a sus agresores, algunos menores de edad. Lamentablemente murió en el quirófano del hospital provincial Mariano y Luciano de La Vega. La Policía da parte a la UFI Nº 6 del Departamento Judicial de Moreno y General Rodríguez, abocada al fuero de Responsabilidad Penal Juvenil.
Horas después personal de la Comisaría 1º de Moreno detiene a Agustín Gatiani, de 21 años. Era el conductor del automóvil que cruzó a Benítez y a su primo. Se trababa de un Chevrolet Corsa blanco. Los datos indicaron que había al menos cuatro prófugos. Comenzaron a ser intensamente buscados.
Días después un hombre entregó a su hijo. Se trata de un sargento de la Policía Federal, según revelaron entendidos en la instrucción del expediente judicial. Su casa había sido allanada y habían secuestrado armas. Una de ellas la pistola reglamentaria del uniformado. Ante la presión judicial, Joel Bryda de 20 años se presentó junto a su padre en sede fiscal y quedó aprehendido.
Represalias y el asesinato que desencadenó todo
El martes siguiente los vecinos de Villa Anita se reunieron en la esquina de las calles Libertad y Soldado Toledo. Ante nuestras cámaras comenzaron a contar los hechos de inseguridad de los cuáles eran damnificados cotidianamente y acusaban específicamente a los integrantes de una familia que vivía a metros del lugar de la manifestación. Se vivieron momentos de tensión cuando apareció la madre y el hermano de uno de los acusados, menor de edad. Los lugareños reclamaron patrullaje policial constante, la colocación de cámaras de seguridad y la entrega de botones antipánico. Estaban en pie de guerra, hartos de ser víctimas de los asaltos a cualquier hora, sin importar sexo ni edad.
Terminado el reclamo, ya cerca de las 22 horas, un grupo de delincuentes amparados en las sombras (y no tanto) y munidos de bidones con combustibles, iniciaron un incendio en la vivienda del sospechoso. No hubo que lamentar heridos, pero la construcción sufrió graves daños por el accionar de las llamas. Aunque en un primer momento se pensó que se trataban de vecinos que tomaban justicia por mano propia, luego se confirmó que eran personas que habían llegado desde Moreno 2000. Era una venganza por la muerte de Lucas Benítez.
Este acusado de participar en el homicidio de Lucas Benítez ya había estado detenido por otro crimen. El miércoles 9 de noviembre del 2022, Mauro Prieto iba en moto hasta La Reja para jugar un partido de fútbol. El joven hombre, de 28 años, un hijo de 4 y domiciliado en Moreno 2000, circulaba en su moto comprada cuatro días antes. Era empleado de un conocido salón de fiestas de la zona. Cuando transitaba por la calle Larralde y dobló por Ascasubi, se vio sorprendido por “motochorros”. Los eludió, pero uno de ellos le disparó por la espalda. Murió casi instantáneamente. Hubo cuatro detenidos. Dos de ellos menores. Entre estos últimos estaba este adolescente. Finalmente fue liberado, porque se comprobó que no tuvo participación. Se trató de un capítulo más de “Los Sospechosos de Siempre”. Ya era un viejo conocido de la Policía.
¿Pero cuándo nació este enfrentamiento entre los grupos criminales de los barrios Villa Anita y Moreno 2000? Las rivalidades siempre existieron, pero tuvieron su punto más álgido con el asesinato de un chico. Joel Andaur tenía 17 años y fue baleado el 25 de enero del 2020. El hecho se produjo en Alsina y Reservistas Argentinos de Moreno 2000. Recibió un disparo en la cabeza y por este homicidio fue detenido un joven de 19 años, domiciliado en Villa Anita. A partir de ese momento la confrontación ganó en intensidad. El homicidio de Benítez se enmarcaría en esta escalada de vendettas.
A los tiros frente al Sindicato del Seguro
Ante la gravedad de estos hechos y el insistente reclamo del vecindario, el Dr. Lucas Oyhanarte, responsable de la Fiscalía General de Moreno y General Rodríguez, respondió destinando recursos extraordinarios al seguimiento de esta banda. Estaban desbocados, en un éxtasis delictivo que parecía no tener límites. Además de la UFI Nº 6 que entiende en Responsabilidad Penal Juvenil (a cargo de la Dra. Alejandra Piqué y el auxiliar letrado Sebastián Dileo) se plegó la ayudantía de Delitos Complejos, con los Dres. Ezequiel Freydier y Walter Velázquez a la cabeza.
Los robos de autos en General Rodríguez crecieron exponencialmente, al menos en el último año. Incluso algunos de ellos fueron detectados por las cámaras de seguridad municipales del distrito. En uno de estos casos, armaron un operativo cerrojo con móviles de la Guardia Urbana comunal y del Comando de Patrullas de la policía bonaerense. Pero en Moreno los perdieron. Las características físicas de los ladrones coincidían con los sujetos tras los que iba la justicia.
Pero no solo eran Moreno y General Rodríguez el radio de acción. También asaltaban en José C. Paz, San Miguel, Ituzaingó y Merlo. Justamente en este último distrito durante la madrugada del sábado 18 de marzo robaron un Peugeot 208 a mano armada. El anillo digital de Moreno lo detectó cuando entraron al distrito. Los malvivientes lo dejaron estacionado en la zona sur de la localidad, esperando que se “enfríe”, es decir que no posea rastreador satelital que detecte su ubicación. Y salieron nuevamente con un VW Polo que habían conseguido ilícitamente en General Rodríguez la noche anterior.
Sobre la calle Monsegur, donde se encuentra emplazado el camping del Sindicato del Seguro, un móvil policial comienza a seguirlos. Los uniformados habían radiado la chapa patente y ésta no coincidía con el vehículo que tenían ante sus ojos. Los delincuentes intentaron escapar, pero de frente, desde la calle Padre Fahy, los cortó otro patrullero. Y comenzó el tiroteo. Finalmente perdieron el control del auto, que quedó sobre la vereda en la esquina de Monsegur y San Carlos.
Dos de los malhechores huyeron a la carrera. Uno es capturado a los pocos metros mientras que el restante logró su objetivo y se perdió entre las calles del barrio. Dos quedaron dentro del Polo. Uno de ellos presentaba una herida de arma de fuego en la cabeza. Fue trasladado en grave estado al hospital provincial Mariano y Luciano de La Vega. Dentro del habitáculo estaba tirada una pistola calibre 380.
Tristemente el adolescente herido falleció el lunes siguiente. Se llamaba Mateo González y tenía 16 años. Sus familiares manifestaron que el chico había subido al auto después de las 5 de la mañana y que nada tenía que ver con la ilegalidad. Desde la justicia sospechan que había participado al menos en los robos ocurridos durante esa madrugada. La acción penal contra él se extinguió ante la muerte.
Entonces los detenidos fueron dos. Uno de ellos era el menor que había estado detenido por el crimen de Mauro Prieto y al que le incendiaron la casa. El otro es aún más peligroso. Dos veces había escapado de institutos penales donde lo remitieron por orden de la justicia. En el momento de su aprehensión pesaba sobre él las dos órdenes de captura.
La primera tenía que ver con un expediente judicial que contenía casi todos los artículos del Código Penal de la Nación: “Robo triplemente agravado por su comisión en poblado y en banda, por el uso de arma de fuego y la participación de menores en dos hechos (uno ocurrido en General Rodríguez y el otro en Moreno). Homicidio culposo agravado por la conducción imprudente de un vehículo automotor y por darse a la fuga y no socorrer a la víctima”.
Esta causa comenzó con el asalto a un joven trabajador en el barrio Villa Vengochea de General Rodríguez. Le sacaron a mano armada un auto Honda City además de celular, billetera y otros objetos de valor. Ocurrió cerca de las 23 horas del 20 de enero del 2022. A la una de la mañana del 21 de enero vuelven a escena en el barrio Rififí de Moreno Sur. Allí interceptan a otro joven y le sustraen la moto. Escaparon del lugar y se perdió el rastro. Pero una hora y media después reaparecen. A altísima velocidad por las calles del barrio La Porteña, también en el sur morenense, chocaron contra un volquete. Fue tal la violencia del impacto que ese container se desplazó dos metros y el Honda City, casi totalmente destruido en su parte delantera, quedó volcado. En el lugar del acompañante iba un joven llamado Kevin Gómez. Murió por las heridas. La policía aprehendió a los restantes ocupantes, con lesiones leves; uno de ellos, el menor protagonista de esta parte de la historia. El chofer, mayor de edad, puso pies en polvorosa.
Días después, recuperado de las heridas y alojado en un instituto de Menores, huyó. Nuevamente en las calles de manera ilegal, fue imputado de un homicidio en ocasión de robo en Merlo. De este suceso no se conocen mayores datos. Sí que la fiscalía en turno del Departamento Judicial de Morón dispuso su arresto. Y cayó nuevamente en un régimen cerrado especializado en delincuentes juveniles. Y se fugó casi instantáneamente. Nuestras fuentes indicaron que al menos tiene 12 causas abiertas en la Justicia de Menores.
Volviendo al suceso del 18 de marzo frente al Sindicato del Seguro, quién logró evadir a la Policía fue el conductor del VW Polo. Pero los investigadores ya lo tienen identificado. Se trata de un mayor de edad, también con frondoso prontuario juvenil. Esa tarde se realizaron allanamientos, pero no lo encontraron. Un vocero indicó que en la casa familiar, debajo de su cama, encontraron dentro de una caja al menos cuarenta chapas patentes de vehículos robados. El recuerdo de sus andanzas. Pesa sobre él un pedido de captura nacional. Sospechan que fue quien disparó contra Lucas Benítez.
Otra vez tiroteo, nuevamente un adolescente muerto
En esta sucesión de locura permanente, el último suceso grave que tenemos registrado es otro raid delictivo. En los primeros minutos del domingo 30 de abril, nuevamente robaron un vehículo en General Rodríguez. Lo dejan “enfriando” en Francisco Álvarez y en esa localidad morenense sustraen una camioneta Amarok. Siempre a mano armada. Van hacia Autopista y en la puerta de un boliche ubicado en colectora se llevan un VW Bora. Con estos dos vehículos protagonizaron otro hecho de sangre.
A las 5.44 de la mañana, circulando por Graham Bell desde la Autopista del Oeste, ven un Peugeot 208 blanco estacionado. Le cruzan la camioneta y el Bora queda detrás, como apoyo. Lo que no imaginaron los hampones que dentro de este vehículo había dos Policías de la Ciudad, francos de servicio pero aún uniformados. Se produce un intenso tiroteo y logran escapar.
Minutos después los ladrones abandonaron a un adolescente de 17 años en la puerta del hospital provincial Mariano y Luciano de la Vega. Se llamaba Tomás Cuestas y tenía un disparo de arma de fuego en el abdomen. Rápidamente certificaron que había participado en el intento de atraco. Pese al esfuerzo de los médicos, falleció durante la tarde del lunes 1º de mayo. Aún no está claro si la bala que lo alcanzó es del Policía o de sus cómplices, al quedar en medio del fuego cruzado.
Las cámaras de seguridad del municipio fueron fundamentales para identificar a los restantes integrantes de esta banda. Eran los “chicos malos” de “Villa Anita”.
Nuevos allanamientos y detenciones
La justicia comenzó a recabar datos para instruir casi una mega causa. Las fuentes indicaron que a esta gavilla se les imputa al menos 300 robos de autos en la región. Su actividad comenzó en diciembre del 2021 y fue in crescendo. Existe la presunción que llegaron a sustraer cinco vehículos por día, principalmente los fines de semana. Al menos serían 25 los integrantes esporádicos pero asiduos.
Su modus operandi tiene una particularidad. No roban autos para el desguace ni para la reventa en oscuros mercados informales. Solo los usaban para seguir asaltando y después los abandonaban. Salvo que tuvieran un comprador seguro, los dejaban en la vía pública. Al menos esa es la línea que siguieron desde las fiscalías intervinientes. Era la demencial y vertiginosa recorrida delictiva lo que les alimentaba la adrenalina. Buscaban dinero en efectivo, celulares, joyas y otros pequeños objetos de valor.
En esta secuencia investigativa, la UFI Nº 6 (transitoriamente a cargo del Dr. Raúl Villalba, por licencia de Piqué) y la oficina de Delitos Complejos, fueron cerrando el cerco en torno a dos involucrados en esta banda. Solicitaron tres órdenes de allanamiento al Juzgado de Garantías del Joven de la Dra. Mirta Guarino. Fueron otorgadas y durante la madrugada del pasado viernes 5 de mayo las ejecutó la Policía bonaerense.
El grupo de uniformados estuvo a cargo del Comisario Serrizuela e Inspector Jaime de la división de Búsqueda y Capturas de Imputados Peligrosos de la Policía de Prevención Local de Moreno. Las viviendas están ubicadas en Villa Anita y en La Reja Grande. Atraparon a dos de los acusados (uno de ellos menor de edad), secuestraron armas y otros elementos que fueron incorporados en el expediente judicial y que reforzarían las sospechas en torno a estos sujetos. También un chaleco antibalas robado a una oficial de la Policía de Seguridad Aeroportuaria. El mayor sería Leonardo Alarcón y tiene 20 años. Al igual que los dos detenidos luego de la persecución que terminó en el Sindicato del Seguro, está imputado también como partícipe del homicidio de Lucas Benítez.
Haciendo un recuento hay al menos seis encarcelados vinculados directamente a la banda de “Villa Anita”. Habría uno más que cayó en la Ciudad de Buenos Aires por un atraco, aunque no hay mayores precisiones. Claramente no estaría desarticulada por la cantidad de involucrados mencionados. Pero la mayoría ya están identificados. Casi todos son menores de 18 años, lo que marca a las claras el manejo que tenían en torno a una suerte de impunidad.
La investigación continúa, motivo por el cual habría novedades en los próximos días. No es una gavilla de genios criminales, pero actúan de manera cruel, despiadada y sin el menor respecto ni empatía por la vida de los demás. Por lo tanto, muy peligrosos. Sin dudas la justicia y las fuerzas de seguridad tienen que darle un corte definitivo para llevar algo de tranquilidad a la comunidad golpeada por la inseguridad.