Hay bandas organizadas y otras que actúan al azar; falta policía y sobran vías de escape
“El Acceso Oeste es un importante mercado para los secuestros y hay varias “empresas” familiares dedicadas al delito que aprovechan las ventajas que ofrece esa autopista: nula presencia policial, diversas vías de escape y muchos automovilistas que van en vehículos de alta gama”.
En esa descripción hecha por un importante jefe policial se encuentra, quizá, la más certera explicación a la decena de secuestros exprés que este año hubo en el área del conurbano que tiene como eje la Autopista del Oeste. Allí bandas que actúan con tres modalidades distintas se reparten los secuestros.
Están las que realizan inteligencia previa, como la que secuestró al empresario Adrián Werthein y a Andrea Bagatelas, la ex esposa de Juan Zabaleta, secretario administrativo del Senado y colaborador del vicepresidente de la Nación, Amado Boudou.
También, las que operan “al voleo”, como la que días atrás secuestró a un muchacho de 25 años, hijo del dueño de un taller de reciclado de Ituzaingó, al que mantuvieron cautivo en un auto que incluso dejaron estacionado -con él adentro- frente a una parrilla a la que habían ido a almorzar mientras negociaban el cobro del rescate.
Además, según las fuentes consultadas, habría policías bonaerenses que se dedican a secuestrar a vendedores de droga a los que piden dinero a cambio de liberarlos. Dos semanas atrás, un Tribunal de La Matanza condenó a 13 años y cuatro meses de prisión a tres efectivos de la comisaría de Virrey del Pino por el secuestro de dos hermanos, a los que llevaron a la comisaría y sólo les dejaron llamar a sus familiares para pedirles que llevaran $ 30.000 para quedar libres; el clan familiar tenía un almacén en el que vendían cocaína.
Varios de esos diez secuestros que tomaron estado público -de lo que se desprende que en esos casos podría no agotarse la cifra de hechos realmente ocurridos- comenzaron como robos en los que los delincuentes obligaron a las víctimas a llevarlos a sus casas. Otros episodios también se iniciaron como asaltos, pero a posteriori hubo pedidos de rescate concretos.
Dos secuestros extraños
Si bien las bandas que secuestraron a Werthein y a la ex mujer de Zabaleta tienen las características de los grupos que tomaron cautivos a otras víctimas en el Acceso Oeste -por ejemplo, el dueño de un frigorífico que circulaba en una cupé Hyundai Génesis-, algunas circunstancias los diferenciaron del resto.
En el caso de Werthein, llamó la atención que los secuestradores que lo sorprendieron cerca del cruce del Acceso Oeste y la General Paz eligieran atacar al conductor de la camioneta BMW X6.
“Habitualmente, los secuestradores que eligen a las víctimas por el auto en el que circulan evitan atacar un vehículo como ése, porque saben que los pueden localizar rápidamente y que no son blancos fáciles porque tienen los vidrios y la carrocería blindados. No habría que descartar que supieran quién estaba adentro y que decidieran atacar en la zona con menor presencia policial del conurbano”, explicó un detective que investigó varios secuestros en la zona.
El hecho en el que fueron tomadas cautivas, la ex esposa y las hijas del colaborador de Boudou también llamó la atención de la policía. Si bien se habría descartado una relación del secuestro con su trabajo político, trascendió en los últimos días que uno de los siete detenidos por el episodio ocurrido el 12 de marzo pasado habría declarado que fue un secuestro por encargo. Fuentes del caso desmintieron esa versión a “La Nación”.
La ex mujer de Zabaleta fue secuestrada después de que dejó a su hijo, de 12 años, en una escuela de Morón, en Italia y España. La obligaron a ir a su casa, donde tomaron cautivas a las dos hijas de Bagatelas y a sus novios. Todos a bordo de un Volkswagen Vento y del auto de la víctima tomaron el Acceso Oeste hacia Luján. Uno de los secuestradores negoció con Zabaleta el pago de los 40.000 dólares de rescate, que se concretó cerca del hospital Posadas, a un costado del Acceso Oeste. En todo el trayecto no había ningún control policial.
Una mujer, a la cabeza
Con respecto a las bandas que eligen a sus víctimas al azar, el caso más llamativo fue el de un grupo que hace tres semanas secuestró a un muchacho, de 25 años, cuando salía de su casa en Ituzaingó. La banda era comandada por una mujer.
“Decime, ¿vos me estás cargando? Preguntale a tu cuñado cuánto vale la vida del hermano. ¿Me copiás? ¿Querés que le corte una mano para que vean que hablo en serio?”, gritó la mujer a la esposa de la víctima.
Al principio, la cabecilla de la banda había pedido $ 300.000 de rescate. Pero, en los siguientes llamados bajó la exigencia a 5.000 pesos. Entonces, el hermano de la víctima, hijo del dueño de un taller de reciclado, acordó que llevaría el dinero a una de las bajadas del Acceso Oeste, en Moreno.
La policía localizó el Peugeot 504 gris de los secuestradores frente a una parrilla de La Reja, a un costado de la autopista. Detrás del Peugeot había una Suzuki Vitara con toallas que cubrían los vidrios. Cuando los uniformados irrumpieron en la parrilla encontraron a la mujer que, mientras negociaba el rescate, almorzaba con tres cómplices. Dentro de la Vitara estaba el cautivo.
Golpe a golpe
Marzo de 2011: secuestraron al hijo del rector de La Matanza. Lo liberan en Ramos Mejía.
Mayo de 2011: un profesor de tango murió al arrojarse de su Chevrolet Corsa en el que iba secuestrado desde El Palomar; la misma banda, con ese mismo auto, secuestró más tarde a un matrimonio en Ciudadela Norte, cruzó el Acceso Oeste y lo liberó en Ramos Mejía Sur.
Junio de 2011: cuatro delincuentes secuestraron a un hombre que iba en auto por el Acceso Oeste y Camino del Buen Ayre. La misma banda, el mismo día, secuestró a otro hombre en Merlo.
Julio de 2011: César Rodríguez, de 45 años, dueño de un frigorífico, fue secuestrado en la bajada del Acceso Oeste en Liniers. Lo llevaron hasta su casa, en Haedo, y de ahí a la de su hijo. Casi dos horas después lo liberaron en Chilavert y General Paz.
Enero de 2012: cuatro delincuentes secuestraron a un hombre de 38 años y a su padre, de 78, que iban en un Ford Focus por Moreno. Tras abandonar al padre, se llevaron cautivo al hijo, lo obligaron a retirar dinero de un cajero automático y lo dejaron, finalmente, en Liniers.
Febrero de 2012: un fletero de 66 años fue secuestrado cuando llegaba a su casa de Castelar; luego de pagar 7000 pesos, fue liberado cerca de la agencia en la que trabajaba, en Ituzaingó.
Marzo de 2012: la ex mujer del secretario del Senado Juan Zabaleta fue secuestrada con sus dos hijas y los novios en Ituzaingó; por ellos pagaron US$ 40.000. El empresario Adrián Werthein sufrió un intento de secuestro en el Acceso Oeste y General Paz.
Fuente: Diario La Nación