El delincuente se había fugado de la Comisaría 1º

29519555.jpg

El pasado jueves 16 de febrero un joyero capitalino mató a un ladrón en un hecho que la justicia consideró, primariamente, como legítima defensa. El delincuente es el mismo que el 9 de enero se fugó de la Comisaría 1º de General Rodríguez, donde se encontraba detenido por el resonante robo que sufrió la Senadora provincial (MC) Adelma Arguissaín.
Muerte
Alrededor de las 9.30 de la mañana del pasado jueves 16 de febrero dos ladrones ingresaron en una oficina, en el sexto piso de un edificio de Talcahuano al 100 de la ciudad autónoma de Buenos Aires. Uno de ellos amenazó al titular del lugar con un cuchillo y el otro con un arma de fuego. El comerciante se resistió a ser asaltado y sufrió una herida cortante, pero pese a eso logró quitarle el cuchillo a uno de ellos y lo apuñaló en el abdomen. Su cómplice escapó.
Voceros policiales indicaron a la agencia de noticias Télam que el comerciante llegó al edificio para abrir la oficina y se encontró allí con dos de sus empleados. Los tres subieron al sexto piso y escondidos en la escalera los esperaban dos asaltantes.
“Sé que hubo una amenaza, hubo una agresión, un forcejeo y como consecuencia de ello resultó herido el delincuente”, señaló Juan Cabiche, abogado del comerciante. El cómplice, en tanto, todavía no fue detenido ni identificado.
“Hay dos testigos que vieron parcialmente el hecho”, afirmó Cabiche en relación a los dos empleados que estaban con el joyero en el momento del asalto. Es más, los delincuentes obligaron al comerciante a desactivar las alarmas pero el hombre a su vez activó una silenciosa conectada con la Policía.
El cuerpo del ladrón, mayor de edad y que portaba un documento de identidad falso a nombre de Gustavo Fernández, quedó tendido en la puerta de la oficina del sexto piso. En el lugar –donde se vende al por mayor bijouterie, alhajas y accesorios importados- trabajó personal de la comisaría 3º y los peritos de la Unidad Criminalística. Ese día el comerciante esperaba un importante cargamento de valiosa mercadería.
En un primer momento el joyero Fernando Blanco, de 40 años de edad, fue privado de su libertad en calidad de demorado e incomunicado. Durante la mañana del viernes fue liberado, ya que la jueza Laura Bruniard consideró, primariamente ya que falta conocer el grueso de las pericias, que actuó en legítima defensa. Ese mismo día se conoció la identidad del infortunado ladrón: se llamaba Martín Ramírez, tenía 23 años y estaba domiciliado en General Rodríguez.
Robo, detención y fuga
Marín Ramírez fue detenido junto a un grupo de personas a principios del mes de septiembre del año pasado. Estaba acusado de integrar la banda que asaltó violentamente a la Dra. Adelma Arguissaín, senadora provincial con mandato cumplido, en su casa de la calle Guadagnini en la zona sur de General Rodríguez. El hecho se produjo el viernes 1º de julio minutos después de la medianoche.
Durante la madrugada del viernes 2 de septiembre, distintas divisiones de la policía bonaerense irrumpieron en varias viviendas de la Capital Federal, del partido de Ituzaingó y General Rodríguez. En total hubo tres aprehendidos, mientras que dos sospechosos más ya estaban detenidos en Laferrere por una tentativa de homicidio.
Después de prestar declaración ante el Dr. Pablo Vieyro, titular de la UFI Nº 10 del Departamento Judicial de Mercedes, Martín Alberto Ramírez quedó apresado, imputado por el delito de “Robo calificado por el uso de arma y por ser cometido en poblado y en banda”. Fuentes consultadas confirmaron que Ramírez era investigado por otros ilícitos de similares características. Incluso transcendió que poseería un importante prontuario. Quedó alojado en los remozados calabozos de la Comisaría 1º de General Rodríguez.
El lunes 9 de enero Ramírez se fugó de la repartición policial. Cerca de las 23 horas, Ramírez salió por el portón lateral, que comunica con la calle 2 de abril. Corrió hacía la plaza central Martín Rodríguez y desvaneció al llegar a la calle Sarmiento.
Como consecuencia de la evasión, tres efectivos policiales fueron desafectados. La principal hipótesis de la investigación habría arrojado como resultado que Ramírez, conocedor de los movimientos de la imaginaria (el policía designado para controlar los calabozos), limó un barrote de una reja interna, esperó el cambio de guardia y en momentos que los funcionarios policiales acomodaban sus pertenencias distraídamente, escapó a la carrera.
Los pesquisas no lograron dar con el paradero del prófugo, hasta que reapareció en las noticias nacionales. Su nombre estaba vinculado ahora la sección necrológica. Finalmente el infortunado delincuente fue velado el pasado fin de semana en una casa fúnebre de General Rodríguez.