Las cinco imágenes inéditas del telescopio espacial James Webb que presentó la NASA muestran la vista más profunda hasta el momento del pasado del cosmos y permiten ver la formación de las primeras galaxias, una experiencia que el astrónomo argentino Marcelo Colazo describió como «apasionante» y «una nueva etapa en el estudio del universo».
Para Marcelo Colazo, gerente de Vinculación Tecnológica de la Comisión Nacional de Actividades Espaciales (Conae), las primeras imágenes reveladas por la NASA muestran «la capacidad y nitidez» del telescopio Webb y representan «la culminación de todo un proceso muy esperado».
La primera imagen de la serie fue presentada el lunes por el presidente estadounidense, Joe Biden, y exhibe el cúmulo de galaxias SMACS 0723 tal como apareció hace 4.600 millones de años.
«Cuando anunciaron esa imagen dijeron que es una zona muy pequeña que estamos viendo de todo el cielo y se ve lleno con miles de galaxias. Eso pasa mires para donde mires», aseguró Colazo en diálogo con Télam, al referirse a la porción del universo que captó la primera imagen y tiene el tamaño aproximado de un grano de arena sostenido a la distancia de un brazo extendido hacia el cielo.
Y remarcó: «Hay miles de millones de estrellas que pueblan todo el universo y somos uno más dentro de una enormidad de sistemas».
Las primeras observaciones del Webb fueron seleccionadas por un grupo de representantes de la NASA, la Agencia Espacial Europea (ESA), la Agencia Espacial Canadiense (CSA) y el Instituto de Ciencias del Telescopio Espacial (STScl, por sus siglas en inglés) y demuestran la capacidad sin precedentes del telescopio para analizar atmósferas a cientos de años luz de distancia.
«Se inicia una nueva etapa en lo que es el estudio del universo», aseguró Colazo a Télam y subrayó que «lo más interesante es poder llegar más lejos, llegar a ver tiempos anteriores en la historia del universo».
Para graficar cómo es posible viajar hacia el pasado, el investigador precisó que «la velocidad de la luz es finita y tarda un tiempo en transmitirse. Si la luz tardó 4.000 millones de años luz, esa luz que vemos hoy fue emitida hace 4.000 millones de años».
Asimismo, el doctor en Astronomía destacó que el cúmulo de galaxias que muestra la primera imagen corresponde a la época en la que estaba formándose el sistema solar y aseguró que «llegar a ver la formación de las primeras galaxias es realmente apasionante».
Lograr estas imágenes de los principios del universo fue posible gracias a los cúmulos de estrellas que actúan como una lupa por su enorme fuerza gravitacional que deforma el espacio y el tiempo a su alrededor y permiten amplificar las galaxias que están varios miles de millones de años luz atrás.
Exoplanetas
Entre los principales hallazgos del telescopio, también se observan exoplanetas que giran alrededor de otras estrellas que no son el Sol: «se puede analizar la atmósfera y ver si se dan condiciones de habitabilidad», señaló Colazo.
La segunda imagen presentada de la serie es una espectroscopia, un análisis de la luz que revela información de un planeta gigante gaseoso llamado WASP-96 b, que está a casi 1150 años luz de la Tierra.
«Lo que detectaron fue agua en su atmósfera y evidencia de nubes«, indicó el astrónomo y precisó que al evaluar la habitabilidad se intenta responder «la pregunta de si hay otros seres vivos en el universo, cosa que yo supongo que sí».
Y puntualizó: «Si en un planeta se dan las condiciones para la vida, eso no significa que uno pueda llegar a encontrar una evidencia, pero es la probabilidad de que se puedan dar las mismas condiciones que se dieron acá en la Tierra».
También se presentaron en una transmisión en vivo las imágenes de la denominada Nebulosa del Anillo Sur que está aproximadamente a 2.500 años luz de distancia, la del Quinteto de Stephan, donde se puede observar a cinco galaxias formando una especie de danza cósmica impulsada por la fuerza gravitacional, y la captura de la Nebulosa de Carina que muestra precipicios cósmicos.
Desafío tecnológico
Para alcanzar estas imágenes fue necesario superar un gran desafío tecnológico en el desarrollo del nuevo telescopio, que a diferencia del telescopio Hubble que registra imágenes en el espectro visible, el Webb fue concebido para operar en el espectro infrarrojo, lo que le da ventajas para registrar imágenes más allá de nubes de polvo.
La nueva tecnología de infrarrojo puede ser aplicada a futuro más allá del ámbito espacial, como en la medicina y hasta en desarrollos directos para la vida diaria, sostuvo Colazo.
Respecto a aplicaciones posibles en la investigación a nivel nacional, el investigador indicó que si bien en la Conae están realizando investigaciones con radioastronomía y no con radiación infrarroja, la información que aporta el nuevo telescopio permite trabajar de forma conjunta con los estudios de otros investigadores.
«La astronomía se está nutriendo cada vez más de lo que es información de distintas zonas del espectro electromagnético, trabajar con óptico, con ondas de radio, con altas energías, todo colabora a tener un mejor entendimiento de los procesos físicos», completó el especialista que coordina el uso científico de las antenas de espacio profundo instaladas en la Argentina.
Y concluyó: «los beneficios para el grupo de investigación de la Conae y de todo el país creo que van a ser de gran provecho».
Télam