General Rodríguez: Una mujer muere incinerada en una pelea por terrenos

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Las graves peleas que se generan entre los probables dueños y los posibles usurpadores de terrenos, pueden terminar en tragedia y un ejemplo de esta situación es lo ocurrido en barrio Marabó de General Rodríguez, donde una mujer murió a causa de las quemaduras generadas por el incendio de su precaria casas, cuando quien decía ser el dueño intentaba sacarlos de la propiedad, a través de este método poco convencional.
Todo el trasfondo que terminó con el fallecimiento de la mujer, comenzó en horas tempranas del pasado 13 de diciembre en la intersección de las calles Arroyo Cuchara y Arroyo Ciego. Un matrimonio compuesto por la pareja y dos hijos menores, instalaron una casilla en un terreno que, a simple vista, parecía tener un dueño efectivo, dado que poseía alambrado olímpico y el pasto estaba cortado casi al ras del piso (algo poco frecuente en este sector del distrito cercano a la Ruta 28 y al límite con Pilar). Como era de esperar, la noticia de los «nuevos» habitantes del lugar, poco tardó en llegar a la gente que tendría la posesión de esas tierras, las cuales tienen su residencia efectiva en la ciudad de San Fernando.
Cerca del mediodía, quien decía ser la dueña, identificada como Nancy Ferreyra, de 39 años, llegó con sus dos hijos al lugar y mantuvo una directa discusión con el jefe de familia, recriminándose mutuamente por la acción realizada. Al finalizar la discusión fue tan importante el nivel de insultos, que los supuestos usurpadores se trasladaron a la Comisaría 1º, para dejar asentado judicialmente que Ferreyra los había amenazado de muerte.
La tranquilidad que pareció existir en las horas posteriores, en realidad fue el preludio del peor de los finales. Ya casi entrando en la noche del domingo, hizo su aparición en el lugar el marido de Ferreyra, Francisco Ledesma, de 47 años, el cuál provenía de la ciudad de Bahía Blanca, donde había estado realizando su trabajo en el rubro de la construcción. En este caso la consigna violenta apareció inmediatamente, puesto que Ledesma bajó de su vehículo munido de un bidón de nafta y la clara intención de prender fuego la precaria casilla que se había levantado horas antes en el terreno. Nuevamente la resistencia principal fue por parte del hombre que estaba en el interior de la casa, el cual salió a impedir que un incendio termine con sus pertenencias (algunos testigos indicaron que con un martillo, aunque esto no fue confirmado).
La acción de un vecino hizo que no llegaran a tener contacto físico entre las partes, pero liberado unos segundos Ledesma, se acercó a la casilla y allí inició una discusión con la mujer de la familia usurpadora de nombre Norma Saavedra, de 43 años. La violencia ejercida en este caso por el hombre, hizo que pese a la resistencia, pueda iniciar el fuego, siendo Saavedra la más perjudicada, puesto que las llamas se esparcieron por todo su cuerpo hasta que lograron apagarlo, gracias a la ayuda de otras personas que se acercaron al lugar del incidente.
Ledesma, por su parte, tampoco salió ileso de la situación, puesto que sufrió quemaduras en tres partes de su cuerpo, aunque sin la gravedad que evidenciaba la mujer, la cual fue trasladada al Hospital Vicente López, donde por tener rastros del fuego en el 80% de su cuerpo, se decidió no trasladarla al Instituto del Quemado, llevando la gravedad de su estado, a que fallezca el lunes en las primeras horas de la tarde.
Iniciada la investigación por parte de la UFI Nº 10 de la ciudad de Luján, la primera determinación fue la detención inmediata de Ledesma, quien también estaba en el nosocomio local, recuperándose de las quemaduras y horas después, ya en la sede de la Comisaría 1º, se hizo lo propio con la esposa Ferreyra, por considerarla instigadora del hecho violento que terminó desarrollando su esposo.
Claramente fue el peor de los finales, dado que con la muerte de la Norma Saavedra quedan dos criaturas sin su progenitora y en el caso del matrimonio detenido, terminará pagando con cárcel por varios años, un hecho que tranquilamente se podría haber evitado con la acción judicial correspondiente.