Tobías Uriel Rivas tenía que estar alojado en la celda de una cárcel. Purga una condena por un brutal homicidio ocurrido el 1º de febrero. La víctima se llamaba Juan Marcelo Sanabria y tenía 25 años. El ataque quedó registrado en una cámara de vigilancia donde el joven pidió ayuda a los gritos. Rivas fue detenido por ese crimen. Fue sentenciado a 7 años de prisión. Pero estaba en la casa. El sábado pasado baleó a un hombre para robarle la moto. Nuevamente fue apresado. Ahora está en los calabozos de una comisaría.
¿Cómo se le explica a la familia de Juan Marcelo Sanabria que el asesino estaba en la casa, purgando la condena por el homicidio? ¿Qué no tenía ningún tipo de control ni siquiera una pulsera de monitoreo? ¿Qué nuevamente salió a robar y disparó tres veces contra una nueva víctima, quien milagrosamente no murió pero está internado con pronóstico reservado? ¿Qué lo buscaba la policía de Ituzaingó por un asalto donde también sustrajo un vehículo a principios de este mes? ¿Qué Tobías Uriel Rivas, de él se trata, tiene solo 18 años y ningún impedimento para estar en una unidad carcelaria? ¿Qué un sector de la justicia consideró que Rivas iba a reformarse en el mismo ambiente que fue caldo de cultivo para que se convierta en un hampón de baja calaña, perverso y sangriento?
No hay palabras para consolar a esa familia. Juan Marcelo Sanabria, de 25 años y domiciliado en General Rodríguez, trabajaba en una empresa de colectivos como maestranza. El sábado 1º de febrero de este año iba en su moto hasta la compañía de transporte. Transitaba por Ruta 7. Pasando el centro de Francisco Álvarez lo comenzaron a seguir, con claras intenciones de robo. A los gritos desesperados, pedía ayuda. Se encoge el corazón de angustia con solo ver las imágenes de una cámara de seguridad. A la altura de la calle Güiraldes, en las cercanías del club de campo La Tradición, lo empujaron, perdió el control y murió al chocar contra un paredón. Los delincuentes escaparon.
La causa la recepcionó la UFI Nº 4 del Departamento Judicial de Moreno y General Rodríguez, cuyo titular Federico Soñora destinó a los Dres. Diego Lamas y Rebeca Patiño para que encabezaran la investigación. Posteriormente intervino la UFI Nº 7, especializada en robos agravados y entraderas, responsabilidad de la Dra. Érica Chiessi y del secretario Maximiliano Gómez. Luego de un minucioso trabajo, con el imprescindible aporte del Centro de Monitoreo Municipal de Moreno y cámaras privadas, lograron seguir la ruta de escape de los malvivientes. La DDI los capturó. Uno de ellos era menor de edad. Tenía 17 años y se llama Tobías Uriel Rivas. El expediente pasó a la UFI de Responsabilidad Penal Juvenil Nº 6 a cargo de la Dra. Alejandra Piqué. Junto al funcionario Sebastián Dileo terminaron la instrucción y calificaron el hecho como “homicidio criminis causa”. Esa carátula aseguraba una pena alta. Todo el accionar fue avalado por la Dra. Mirta Guarino, jueza de Garantías del Joven, en turno permanente.
Lo increíble pasó después y en ese momento no trascendió. El fiscal de juicio, Mohamed Eslaiman y el abogado de Tobías Uriel Rivas llegaron a un acuerdo. Los dos primeros pactaron bajar la calificación del hecho a homicidio en ocasión de robo y firmaron con Rivas un juicio abreviado, que fue convalidado por el juez de Responsabilidad Penal Juvenil Juan Sebastián Lemos. Rivas reconoció su culpabilidad y lo condenaron a siete (si, 7) años de prisión. Esto ocurrió el 21 de octubre pasado. Es decir 9 meses y 21 días después de la muerte de Sanabria. Y no solo eso. Después de cumplir la prisión preventiva, A Rivas lo mandaron a su casa. Sí, a su casa. Ni la nafta del patrullero pagó. Ah! Y no le colocaron pulsera. Nadie monitoreaba el cumplimiento de la sentencia. Rivas, de 18 años y excelente estado de salud, descansaba en su cama. Tenía por delante unas largas vacaciones.
La postura de Lemos es increíble. Pero analizando la situación, se puede encontrar una explicación a esta postura irracional. El Juzgado de Responsabilidad Penal Juvenil que intervino en el caso está en Mercedes. Aún no está conformado en el departamento judicial de Moreno y General Rodríguez. Como así tampoco los Tribunales Orales Criminales para mayores. Por lo tanto, todas las causas se consustancian en Mercedes. Otra realidad y los expedientes de esta región poco importan, evidentemente. Por esto, y por muchos otros motivos, es necesario que se creen estos organismos en nuestros distritos.
Si lo de Lemos puede considerarse un escándalo, no hay calificativo para la decisión de Eslaiman. Este fiscal, el otro responsable de la UFI Nº 6 de Moreno y General Rodríguez, está encargado de representar al Ministerio Público Fiscal en los juicios. Una división de tareas con la Dra. Piqué. Piqué instruye, Eslaiman defiende la instrucción y acusa. Eslaiman, de 44 años, juró como fiscal en diciembre del 2024. Es hijo del diputado provincial Rubén Eslaiman, hombre fuerte del Frente Renovador bonaerense, oriundo de San Martín. Mohamed Eslaiman es “especialista en derecho penal y docente de la Universidad Nacional de Lomas de Zamora” según su curriculum. Días atrás presentó un libro en el Colegio de Abogados de San Martín titulado “Un estudio de la prueba de informes criminológicos y el derecho procesal de ejecución penal”. Eslaiman avaló la condena de Rivas y no obtuvimos datos de que se haya opuesto a la manera de cumplirla.
Y Rivas atacó de nuevo. El sábado 6 de diciembre, alrededor de las 5 de la mañana, junto con un cómplice y montados en una Honda XR 250 blanca y roja, asaltaron a dos hermanos, mayores de edad, que circulaban en una Honda VFR 800 color blanca. El atraco se produjo sobre la autopista del Oeste, a la altura del kilómetro 33 mano a Luján, en las inmediaciones del hipermercado Carrefour. Despojaron del vehículo a las víctimas y balearon a uno de ellos. El hombre, de 51 años, recibió tres disparos: región superior pectoral derecha, tibia de pierna derecha y cadera lado izquierdo. Fue trasladado al hospital provincial Mariano y Luciano de la Vega donde lograron estabilizarlo. Posteriormente fue derivado a una clínica en CABA. Sigue con pronóstico reservado.
El personal del Gabinete Técnico Operativo (el servicio de calle) de la Comisaría 1º de Moreno, con jurisdicción en la zona del robo, comenzó una concienzuda investigación. Nuevamente con el aporte de las cámaras del Centro de Monitoreo de la Municipalidad de Moreno, lograron seguir la ruta de escape. Ese sábado, en horas de la tarde, llegaron hasta una vivienda ubicada sobre la calle Ambrosetti al 3978, a 100 metros de la avenida Argentinidad, barrio Atalaya de La Reja. En un allanamiento de urgencia, detuvieron a Tobías Uriel Rivas y secuestraron una moto de similares características a la utilizada por los delincuentes. Sí, el mismo Tobías Uriel Rivas que cumple condena por el homicidio de Juan Marcelo Sanabria. Después se supo que también lo buscaban de Ituzaingó, acusándolo de un asalto con idéntico modus operandi, ocurrido el martes 2 de diciembre.

Mientras la pesquisa continúa, para aprehender al cómplice y recuperar el vehículo robado, Tobías Uriel Rivas fue indagado por la Dra. Natalia Imelio, una de las fiscales que comandan la UFI Nº 3 del Departamento Judicial de Moreno y General Rodríguez. Imelio dispuso que Rivas, quien se negó a declarar, siga detenido. En este caso en una celda, no en la comodidad de su hogar. Claramente este homicidio en grado de tentativa se podría haber evitado. De milagro Rivas no sumó un muerto más en su sangrienta carrera delictiva. ¿Nadie se va a hacer responsable de los graves errores cometidos?


