Otro capítulo en los brutales enfrentamientos por el dominio del territorio entre bandas dedicadas al narcomenudeo. Una de las organizaciones criminales que participó de la balacera de este miércoles por la noche, sería la que había recibido un fuerte golpe por parte de la justicia el mes pasado, cuando fueron detenidos varios integrantes, quienes esclavizaban jóvenes paraguayos que ingresaban al país engañados y los obligaban a comercializar estupefacientes. La investigación señala que el líder de esta gavilla, quien continúa prófugo, quiere retomar el control de la venta de drogas. Una contienda que se dirime a sangre, mucha sangre y alto poder de fuego.
Un intenso intercambio de disparos resonó en la noche del barrio 8 de diciembre de Cuartel V. Cuando la pólvora se disipó, los policías encontraron el cadáver de Silvio Ramírez Martínez, paraguayo de 41 años. Había recibido dos balazos en la cabeza y cayó en la esquina de Samay Huasi y Gutenberg, una zona inhóspita, descampada y sin iluminación. Eran alrededor de las 22 horas de este miércoles 6 de agosto. Posteriormente los peritos habrían levantado una veintena de casquillos esparcidos en ese paraje.
¿Por qué llegaron tan rápido los efectivos policiales? Porque estaban a pocas cuadras realizando tareas de inteligencia, en la búsqueda del prófugo Diosnel Portillo Acosta, de unos 40 años, alias “Piky” y también de nacionalidad paraguaya. Portillo Acosta había evadido a las fuerzas del orden cuando realizaron los allanamientos y las detenciones el pasado 18 de julio. Sobre él pesa un pedido de captura nacional e internacional.
La muerte de Silvio Ramírez Martínez estaría circunscripta en una disputa territorial por la venta de drogas en esa zona. Cuando el personal de la Delegación Moreno de la Superintendencia de Investigaciones del Tráfico de Drogas Ilícitas de la provincia se acercó a la escena del crimen, advertido por la balacera, los uniformados observaron que varias motos escapaban del lugar. Sospechan que Diosnel Portillo Acosta busca asentarse nuevamente, luego del duro golpe perpetrado por la justicia, donde desarticularon su red de comercialización.
Las tareas de inteligencia indican que Diosnel Portillo Acosta se refugió en algunas de casillas francas que tendría distribuidas en distintos barrios de Cuartel V. Pese a que lo buscan, nunca abandonó esa región. Tal es el grado de impunidad con la que se maneja. Habría reclutado nuevos secuaces.
La investigación, ya de por sí muy compleja, le atribuye a la banda de Diosnel “Piky” Portillo Acosta tres homicidios previos. Las víctimas son César Olguín el 2 de julio del año pasado en la esquina del pasaje Cabral y Frey Luis de León del barrio San Francisco; cinco días después mataron a Leandro Olivera en el barrio San Norberto y el último, cuya vinculación se estableció a partir del avance del expediente judicial, es el asesinato de Walter Mario Michea el 29 de marzo pasado en el barrio José C. Paz.
En relación con la muerte de Silvio Ramírez Martínez, hay un detenido, dato que se conoció durante la tarde de este jueves. Se trata de otro sujeto de origen guaraní, identificado como Ángel Daniel Franco Palacios, de 21 años. Está internado en el hospital Mercante del partido de José C. Paz. Su pronóstico es reservado, ya que recibió una herida de arma de fuego en el tórax. Tiene custodia policial.
La causa por homicidio agravado está conducida por el Dr. Ezequiel Freydier, uno de los titulares de la UFI Nº 12 del Departamento Judicial de Moreno y General Rodríguez. Recolecta indicios para determinar el rol de Franco Palacios. La duda es ¿Este sujeto estaba en la misma sangrienta pandilla de Ramírez Martínez o era rival? Difícil saberlo, porque el silencio prima entre estos delincuentes.
La justicia no tiene dudas de que Franco Palacios integraba la organización criminal que lidera “Piki” Portillo Acosta. Sospechan que el ahora detenido era uno de los encargados de reclutar engañados a jóvenes en Paraguay con la promesa de redituables trabajos en la construcción. Una vez que ingresaban al país, los amenazaban y los sometían a la esclavitud. Tenían que vender drogas en distintos búnkeres esparcidos en Cuartel V.
Este dato surgió porque en la pesquisa se concluyó que al menos dos de los detenidos en los allanamientos anteriores, en virtud de las pruebas recolectadas, revestían esta condición. Fueron repatriados. Uno de ellos llegó a Paraguay y se perdió el rastro. El otro seguiría el mismo camino: Pesaría una suerte de sentencia de muerte por haber declarado en el expediente. “Piki” Portillo Acosta habría dictado el veredicto. El largo brazo de un delincuente perverso. Increíble.
Por lo pronto, las fuerzas de seguridad seguirían buscando a Portillo Acosta. Pero la situación se evalúa como desmadrada. Una fuente aseguró que este viernes los fiscales Freydier y Leandro Ventricelli (el otro funcionario titular de la UFI Nº 12) fueron invitados a participar de una reunión en el ministerio de Seguridad de la provincia. En este punto cabe recordar que el martes el gobernador Axel Kicillof junto a la intendenta Mariel Fernández y el ministro Javier Alonso estuvieron en la comisaría 4º de Moreno (Cuartel V) donde entregaron vehículos para la Policía y presentaron nuevos efectivos.
En el cónclave de este viernes que se realizará en La Plata, se debatirá un plan de acción y reordenamiento de recursos para enfrentar este flagelo que azota a la comunidad de Cuartel V. Temen que se profundice el descontrol y que se vuelva inmanejable. En el horizonte tienen como reflejo la situación de meses atrás en el gran Rosario. La víctima, como siempre, es la comunidad, aterrada y presa de los brutales caprichos de estas asociaciones ilícitas, que se convierten en dueños y señores de las postergadas barriadas.