Cristian Lanatta se declaró inocente en el juicio por el triple crimen de General Rodríguez

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Cristian Lanatta, uno de los imputados por el triple crimen de General Rodríguez, cometido en agosto de 2008, aseguró el pasado miércoles que no tiene nada que ver con los homicidios y que no conocía a las víctimas.
“Quiero dejar en claro que no conocía a las víctimas. Que la fiscalía me explique cómo me liga a esta causa. Esto es una locura”, afirmó Lanatta, quien pidió declarar al iniciarse la segunda audiencia del debate ante el Tribunal Oral en lo Criminal 2 de Mercedes.
Vestido con jeans azules y campera clara, Lanatta inició su relato con críticas al fiscal de la causa, Juan Bidone, por haberle allanado su casa y haber tenido “privada de la libertad” a su mujer en su vivienda de la calle Videla 631, de Quilmes.
El acusado sostuvo que no tiene cámara frigorífica en su domicilio, sino “un aire acondicionado split y dos heladeras familiares en las que entran cuatro pollos y no puede entrar una persona”, en alusión a que la fiscalía lo acusa de haber mantenido allí los cuerpos de Sebastián Forza, Damián Ferrón y Leopoldo Bina antes de que fueran hallados asesinados en General Rodríguez.
Lanatta aclaró también que el banco de pruebas (de motores) que posee en su taller mecánico “no es para torturar personas” y que la fosa “parece un quirófano porque está recubierta de cerámica”, en referencia a su forma prolija de trabajar.
El acusado contó que en ese taller su hermano, Martín Lanatta, también acusado del triple crimen, guardaba un trailer que usaba para irse de vacaciones y que a su vez él le había prestado a un indigente del barrio para que juntara botellas de plástico.
“Bidone dice que ahí tuvimos los cuerpos congelados con botellas de agua heladas. No lo puedo creer”, exclamó Lanatta.
El imputado negó haber tenido alguna vez un teléfono celular “trucho” y explicó que sus líneas siempre estuvieron a nombre de su esposa.
Sobre el día que desaparecieron las víctimas del triple crimen, el 7 de agosto de 2008, el acusado dijo que estuvo trabajando en su taller y que dos días después viajó a la provincia de Córdoba para hacer unos muebles de madera y regresó el 14 de ese mes.
Lanatta dijo que al único de los hombres asesinados que escuchó nombrar alguna vez fue a Forza porque su hermano Martín le contó que iba a comprarle un Mini Cooper que tenía problemas de papeles, pero aclaró que nunca lo vio personalmente.
Sobre la agresión que denunció haber sufrido el martes a la noche en su domicilio al ser atacado por cuatro hombres que lo golpearon, amenazaron y efectuaron un disparo intimidatorio, Lanatta no declaró, ya que los jueces dijeron estar al tanto y contar con copia de la denuncia.
No obstante, su abogado, Roberto Casorla Yalet, pidió al tribunal que refuerce seguridad en su casa y en la de su hermano Martín.
El debate comenzó el lunes pasado y además de los hermanos Lanatta están acusados del triple crimen Víctor (30) y Marcelo Schillaci (31), mientras que se encuentra prófugo y con pedido de captura el empresario farmacéutico Ibar Esteban Pérez Corradi (35), sindicado autor intelectual de los crímenes.
El caso se inició el 7 de agosto de 2008, cuando Forza (34), Ferrón (37) y Bina (35) fueron convocados al hipermercado Wal Mart de la localidad bonaerense de Sarandí para participar de una reunión vinculada presumiblemente con la venta ilegal de efedrina.
Se cree que, desde el supermercado, los tres hombres fueron llevados hasta la casa de Cristian Lanatta, ubicada en Quilmes.
Los pesquisas sospechan que las tres víctimas fueron asesinadas a balazos y luego sus cuerpos guardados en algún freezer hasta que finalmente los arrojaron en un zanjón del partido de General Rodríguez, donde fueron encontrados el 13 de agosto.
Para el fiscal Bidone, el móvil de la masacre fue triple: los negocios que realizaba una de las víctimas en mesas de dinero, la compra-venta de medicamentos truchos y el tráfico ilegal de efedrina junto a narcos mexicanos.