Cuando se decidió la construcción de la clínica del Sindicato de Choferes de Camiones, todos los afiliados pensaron que se mejorarían los servicios de salud que se prestaban en la pequeña sede de Carlos Pellegrini al 400. Sin embargo, a cuatro meses de abrir sus puertas, las noticias negativas fueron las únicas que se escucharon, dado que se perdió en un 90% el plantel de profesional, la Clínica Centro dejó de atender a los afiliados y para hacer una simple placa ó algún análisis, envían a las personas a lugares extraños y distantes ubicados en Villa Martelli, San Justo, Liniers o Avellaneda.
Hoy la estructura de los consultorios externos se puede decir que es un gran cascarón de cemento donde internamente no se le entrega a los afiliados casi ningún servicio. “Se puede decir que la única oficina que deberían habilitar es la de quejas, porque es a lo único que concurre la gente”, comentó una señora que, para sacar una placa, la enviaron a Villa Martelli.
La importancia que genera en la población la difícil situación que se vive en el ámbito del gremio, es que en General Rodríguez hay alrededor de 4000 personas que dependen de la obra social. Si a esto se le suman quienes viven en zonas aledañas (Pilar, Luján, San Miguel, Etc.), se puede decir que el servicio debería llegar a cerca de 9000 que hoy están asistiendo en un importante número a los hospitales provinciales.
Historia
Los consultorios externos del sindicato de choferes siempre fueron manejados por las comisiones locales. La contratación de médicos y los acuerdos con los prestadores privados en todo momento los manejó el secretario general Pablo Osuna.
Al construirse la clínica todo parecía indicar que, con mayor infraestructura administrativa, todo seguiría de la misma manera, sin embargo, la cuestión comenzó a complicarse. Cuando los intereses económicos se magnificaron, entró rápidamente en acción la empresa IARAI S.A., la cuál de mano de la actual mujer de Hugo Moyano, Liliana Zulet, está a cargo de la obra social que tiene como nombre de fantasía “Conducir Salud”.
La pelea interna por el manejo fue feroz e inclusive muchos asignan que el atraso en el inicio de las actividades médicas en el nuevo edificio tuvo mucho que ver con éste tema. La confrontación entre los dirigentes locales y la gerenciadora fue tal que llegó a manos del propio Hugo Moyano, quién decidió que sea el grupo de su esposa quién administre la nueva clínica, dejando así sin ningún tipo de control a los delegados que llevan adelante la labor de la filial Luján – General Rodríguez.
Desastre
Desde el mes de febrero IARAI S.A. comenzó a desarrollar oficialmente su tarea en la ciudad de General Rodríguez. Un equipo de directivos provenientes de la ciudad de Buenos Aires se hizo cargo de la conducción y los problemas comenzaron a aparecer cuando, casi de un día para otro, los médicos empezaron a renunciar al querer rebajárseles drásticamente sus haberes por atención. A esto se le sumaron los cortes de servicios de la clínica Centro (a la cual se le adeudan unos 400 mil pesos) y de otros centros privados que no llegaron a ningún acuerdo económico con el gremio.
Con éste panorama acotado se comenzó a derivar la atención médica insólitamente a ciudades a más de 50 kilómetros de General Rodríguez, algo lo que terminó haciendo explotar a los propios afiliados.
Primero fueron pedidos de reuniones con los nuevos directivos y luego al no obtener respuestas concretas, empezaron directamente a tratar de contactarse con la esposa de Hugo Moyano, Liliana Zulet, la cual, según trascendió, atendería durante ésta semana a un grupo de personas damnificadas en su oficina de Florida y Lavalle.
Enojo
Dentro de éste cuadro de situación quienes peor la están pasando son los delegados de los camioneros que conforman la delegación local. Como era previsible, los afiliados al gremio van a descargar su bronca a las oficinas de la calle Pellegrini y allí Pablo Osuna y su gente deben explicar que no tienen nada que ver con la actividad que realiza la gerenciadora IARAI S.A., algo que lógicamente no entra en la mente de los afiliados que, ante el importante descuento que se les realiza mensualmente, quieren una atención médica adecuada.
Según se conoció extraoficialmente, en la sede del gremio se han vivido momentos de real tensión, puesto que varios camioneros quisieron agarrarse a trompadas con los responsables de la conducción, algo que no llegó a concretarse gracias a la presencia de varios allegados que lograron tranquilizar los ánimos.
Osuna y su gente, casi en un estado de desesperación, participaban al cierre de nuestra edición, de una reunión con Walter Anchaval, secretario de interior del gremio y real mano derecha de Hugo Moyano. Allí le explicarían la grave situación que se está viviendo en General Rodríguez y las zonas aledañas, para que luego se las transmita directamente al secretario general que actualmente pelea por seguir al frente de la CGT.