Nuevamente la violencia sacude al personal del hospital de Moreno

La semana pasada, personal del hospital Mariano y Luciano de la Vega denunciaron, nuevamente, ser protagonistas de hechos de violencia. Esta traumática situación recuerda a la ocurrida a mediados del mes de septiembre pasado, cuando el nosocomio morenense fue cerrado por decisión de los empleados, cuando se produjo un enfrentamiento entre bandas dentro de sus instalaciones.
Personal sanitario del hospital provincial Mariano y Luciano de la Vega denunció, a finales de la semana pasada, un nuevo hecho de violencia que se produjo dentro del servicio de Guardia del centro sanitario. Según la información recibida, una médica, luego de revisar a una mujer, fue agredida por la paciente y por un hombre, disconformes con la atención recibida. Golpes, rotura de lentes, insultos y amenazas fue el cóctel que le brindaron a la galena. Ante esta situación, habría intervenido enfermeros y uno de los miembros del servicio de vigilancia privada. Los agresores escaparon, ante la pasividad de al menos 5 miembros de la Policía Bonaerense que custodiaban la entrada.
La trascendencia de este hecho, junto a circunstancias que no tomaron conocimiento público, se suma a una seguidilla de situaciones violentas que sufren los empleados de los hospitales enclavados en el Gran Buenos Aires. Ya son varias las agresiones recibidas por los trabajadores a manos de quienes son ocasionales pacientes.
El pináculo de la locura se vivió en Moreno promediando el año pasado. El domingo 16 de septiembre, dos bandas se enfrentaron a golpes e incluso se mostraron armas de fuego. Un empleado del sector Rayos fue amenazado con un revólver. Se produjeron roturas en las instalaciones. El desconcierto y la angustia ganó los pasillos e hizo huir a otros vecinos que esperaban atención.
Ante esta circunstancia, los trabajadores decidieron cerrar el hospital. Durante la madrugada del lunes se hicieron presentes funcionarios del ministerio de Salud de la provincia de Buenos Aires. Las promesas no satisficieron y se decidió una medida de fuerza, que mantuvo en vilo a la comunidad morenense.
Recién el miércoles siguiente la prestación del servicio se normalizó. Los empleados, a través de sus representantes gremiales, firmaron un pacto con las autoridades bonaerenses, donde estos últimos se comprometieron a brindar la seguridad necesaria para que el desarrollo de las tareas. La presencia continua de tres policías en la Guardia fue parte del acuerdo. Pese a que pocas veces se visualizó la comparecencia de los uniformados, los trabajadores prestaron servicios. Además, y como una estadística alarmante que se produce en casi todos los nosocomios rodriguenses, los profesionales jóvenes evitan servir en servicios de emergencias por la posibilidad, altísima, de ser agredidos. Los exiguos salarios percibidos también ahuyentan a aquellos “valientes” que se animan a ponerle el cuerpo a la necesidad de la población.
Un nuevo hecho de violencia pone en riesgo la continuidad de la atención. ¿Se aproxima una medida de fuerza ante el peligro de que este tipo de circunstancias se potencie y afecte la integridad física de los trabajadores?