Una patota del barrio Raffo agredió a los Bomberos y a Miguel Luna

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Apenas había pasado la hora 19 del martes 5 de junio, cuando la sirena de los bomberos alertó sobre un accidente producido en la Ruta 7 frente a la barrera de los barrios Casco Chico – Raffo. Inmediatamente y tal es su costumbre profesional, Miguel Luna salió raudamente para el lugar para registrar el hecho.
Llegado al lugar donde se produjo la colisión, la cuestión ya pareció ser por demás extraña. Una gran cantidad de vecinos ya se habían acercado al lugar y estaban casi encima del joven que quedó herido en el asfalto, luego que su moto golpeara contra el micro de la empresa El Nuevo Ceibo.
Estando en el lugar los bomberos voluntarios y los profesionales de la empresa de emergencias EME 24, comenzaron, incómodamente, a desarrollar su labor médica. Respetando la situación, Luna se alejó del lugar y comenzó sacando una primera foto panorámica del contexto del accidente. Fue allí cuando sin mediar ningún tipo de explicación comenzó a recibir una agresión verbal proliferada por un grupo de inadaptados que, sin escuchar las palabras de “Nova”, a los pocos segundos ya estaban golpeándolo salvajemente.
Cubriendo su máquina de fotos para que no sea robada por los forajidos, Luna no pudo reaccionar ante el ataque y así fue que retrocedió hasta caer en una zanja aledaña a la ruta. La dotación de bomberos a cargo de Miguel Groccia, que seguían la acción a pocos metros, salió raudamente a calmar la situación pero la patota, totalmente descontrolada y ante el asombro del resto de los vecinos, también increparon a los servidores públicos que, ante la amplia superioridad numérica de los atacantes, solo se limitaron a defenderse, abroquelándose espalda contra espalda.
Pasados unos minutos y previendo la llegada de la policía, el grupo de inadaptados se internó nuevamente en el barrio, perdiéndose el rastro de quienes originaron la trifulca.
Luna, de regreso al centro de la ciudad, acudió a la atención de un profesional médico, quién le realizó las curaciones principalmente en su ojo derecho, el cuál presentaba un corte profundo, producto de la rotura del vidrio de sus anteojos.
Por su parte los bomberos Voluntarios que fueron magullados, más allá de los dolores que lógicamente presentaban por haber recibido no menos de una docena de golpes entre patada y piñas, no necesitaron mayores curaciones.
Ya una vez recuperados de la situación, todo el grupo se trasladó a la Comisaría 1º, donde dejaron registradas las correspondientes denuncias. El Comisario Alberto Ibarra en persona atendió a los damnificados, quienes además pudieron dialogar con el jefe distrital Julio Villavicencio y el secretario de seguridad municipal Sergio Fernández.
Al cierre de nuestra edición y atento a varios testimonios registrados por vecinos que anónimamente llamaron a las fuerzas de seguridad, se conoció que los agresores serían jóvenes del propio barrio Casco Chico y Raffo, que habitualmente se juntan en donde se encuentra emplazado un templete religioso. Los mismos ya tendrían antecedentes violentos y por éste motivo estarían atemorizando a los habitantes de la zona. Las autoridades de seguridad, atentos a las descripciones recibidas, estarían planeando una serie acciones tendientes a dar con el grupo agresor.