La sangrienta “Banda de Villa Anita”: Fue capturado el acusado de asesinar a Lucas Benítez en el 2023

Cayó el último prófugo de la “Banda de Villa Anita”. Lisandro Masqueroni Menta tenía un pedido de captura por el homicidio de Lucas Benítez, ocurrido en marzo del 2023 en el barrio Moreno 2000. Además está acusado de siete robos a mano armada. Un criminal inusual: Robaba por placer, por la “adrenalina”. Su buena posición económica le permitió sostener la clandestinidad durante casi dos años.

El jueves 16 de enero, en horas de la noche, personal de la división Crimen Organizado de la Policía bonaerense detuvo a Lisandro Masqueroni Menta, de 20 años. La captura se produjo sobre la calle Mármol entre Perú y Venezuela del barrio “El Parque” de Moreno, en las inmediaciones del shopping Nine y de la Autopista del Oeste. Está acusado de asesinar a Lucas Benítez, un joven de 23 años, el 12 de marzo del 2023. No habría ofrecido resistencia.

Ese domingo del 2023 el enfrentamiento de dos bandas rivales llegó al cenit. Luego de una fiesta donde abundaron el alcohol y las drogas, comenzaron las peleas a puños limpios. También las amenazas de represalias. A Lucas Benítez del barrio “Moreno 2000” lo balearon sobre la calle Reservistas Argentinos casi Güemes. Murió minutos antes de la medianoche en el hospital de Moreno. Señalaron a Lisandro Masqueroni Menta como el autor de los disparos. Los atacantes se movilizaron en varios vehículos.

Masqueroni Menta integraba la “Banda de Villa Anita”, una pandilla de delincuentes que tenía como principal actividad el robo de autos. Se lo considera uno de los líderes. Tenía características muy particulares e inusuales, que le permitieron mantenerse prófugo durante casi dos años.

Siguiendo una línea cronológica, el accionar de esta gavilla es impactante. La instrucción del expediente recayó en la UFI Nº 6 de Responsabilidad Penal Juvenil. La mayoría de los forajidos eran menores de edad. Bajo la tutela de la Dra. Alejandra Piqué (reemplazada en algunos tramos de la instrucción por el Dr. Raúl Villalba, ya fallecido) y del funcionario judicial Sebastián Dileo la investigación comenzó a tener resultados. La “Banda de Villa Anita” salió del ostracismo y quedó expuesta al ojo público.

Entre enero del 2020 y marzo del 2023 a la “Banda de Villa Anita” se les atribuyeron más de 300 asaltos en la región. No solamente actuaban en Moreno, sino también en General Rodríguez, Merlo, San Miguel y José C. Paz. Las fronteras solo son formales. Se les endilgan otros homicidios, como uno ocurrido en Merlo en el 2022. Al menos una treintena de jóvenes eran los protagonistas de estos hechos. Los miembros variaban, pero tenían factores comunes. Principalmente el lugar de pertenencia.

A raíz del homicidio de Lucas Benítez la lupa de la justicia se posó sobre su accionar. No aguantaron la presión y comenzaron a cometer errores cada vez más graves, que permitió que varios de los integrantes terminaran tras las rejas. También hubo sangre. Y mucha.

El 18 de marzo de ese 2023, solo seis días después de la muerte de Benítez, la Policía persiguió un auto robado sobre la calle Monsegur de Moreno Sur. El camino estaba en obra y hacía difícil las maniobras en velocidad. Finalmente los hampones perdieron el control del vehículo y chocaron contra un poste de iluminación frente al hotel del Sindicato del Seguro. Uno de los ocupantes del automotor recibió un disparo en la cabeza. Falleció en el lugar. Tenía 16 años y se llamaba Mateo González. Los uniformados atraparon a dos adolescentes más. Escapó el conductor.

Lejos de bajar los decibeles delictivos, siguieron con el raid de locura. El domingo 30 de abril del 2023, transitando en una camioneta Amarok y en un VW Bora (ambos robados) intentaron asaltar a una pareja que estaba arriba de un Peugeot 208 blanco. No advirtieron que eran Policías de la Ciudad, aún uniformados. Estaban esperando que llegara un colectivo así uno de los oficiales lo abordaba y no quedaba a merced de delincuentes. La previsión no tuvo el resultado esperado.

El tiroteo fue intenso. Tanto la Amarok como el Bora escaparon. Minutos después este último vehículo llegó al hospital Mariano y Luciano de la Vega. Depositaron en la puerta del centro sanitario a un herido e inmediatamente desaparecieron de la escena. El joven murió al otro día. Se llamaba Tomas Cuestas y tenía 17 años. Había recibido un balazo en el abdomen.

El viernes 5 de mayo de ese mismo año se llevaron adelante una serie de allanamientos, encabezados por división de Búsqueda y Capturas de Imputados Peligrosos de la Policía de Prevención Local de Moreno, en los barrios Villa Anita y La Reja Grande. Atraparon a dos sospechosos, secuestraron armas y un chaleco antibalas que había sido sustraído a un oficial de la Policía de Seguridad Aeroportuaria.

De aquellos registros se decantan que en esta pesquisa global que detuvieron a seis jóvenes, la mayoría menores. Cinco estarían imputados en el homicidio de Benítez como partícipes necesarios. Faltaba el gatillero, plenamente identificado por la justicia.

En el transcurso de estos casi dos años hubo otras aprehensiones. Pese a esto, la gavilla se mantenía activa. Continuaron protagonizando hechos delictivos. Seguían “cebados”, en la creencia de la impunidad. Pero no salieron del radar de las fuerzas de seguridad.

En la noche del pasado jueves 16 de enero se organizó una discreta vigilancia en una vivienda ubicada sobre la calle Mármol entre Venezuela y Perú del barrio “El Parque”, lindante a “Moreno 2000”. Las tareas de inteligencia indicaban que iba a aparecer Lisandro Masqueroni Menta, hoy de 20 años.

Masqueroni Menta había sido sometido a escuchas telefónicas. Un confidente aportó su número de contacto y la justicia lo monitoreó. Siguieron sus pasos. Las fuentes consultadas indicaron que Masqueroni Menta relataba (y se jactaba) a sus contactos sobre sus “hazañas” y remarcaba que no tenía necesidad de robar. Lo hacía por “placer”, por la “adrenalina”. Estas revelaciones estaban en línea con la investigación de la fiscalía.

Masqueroni Menta, sobre quien pesaba una orden de captura desde marzo del 2023 por el homicidio de Benítez y siete más por robos agravados, podía sostener su clandestinidad debido a que su familia ostentaba una buena posición económica. Estaba radicado en una localidad balnearia bonaerense y hacía “escapadas” los fines de semana ¿Qué eran esas escapadas? Viajar a Moreno, perpetrar robos y volver a la costa.

Hasta que este jueves oficiales de la división Crimen Organizado de la Policía Bonaerense lo esposaron cuando iba a ensayar una nueva huida. El escape no lo llevó a la victoria, sino a los calabozos. El viernes se negó a declarar. Desde la UFI Nº 6 ya solicitaron la prisión preventiva. Sin más dilaciones, el expediente por la muerte de Lucas Benítez será elevado a juicio.